El hombre sanjuanino paseaba los domingos en la tarde en su caballo, con pañuelo al cuello y su manta de vicuña. Podía ser por el "Pueblo Viejo” de Concepción o por Puyuta, en Desamparados. Un trabajador que se acostaba antes de la media noche, y se levantaba con el sol. El sanjuanino instruido se destacaba por su buena letra y dedicación a la enseñanza primaria, por lo que recibió más de una vez menciones nacionales. Se fumaba el cigarro de hoja. El hombre culto saludaba al pasar con un leve toque al ala de su sombrero. Se tomaba un café o té, pero fundamentalmente el mate.

La estampa del gaucho sanjuanino para salir un
domingo o para trabajar en el campo.

 

 

El folclore se nutría de cantares de Chile, Perú, Colombia, Venezuela y México, con influencia hispánica y árabe. Época de esplendor del vals y en lo local el gato, la cueca, (bailables), el estilo y la tonada para escuchar.

 

 

La recreación

Los domingos, el sanjuanino hacía un alto en sus labores y se reunía para recrearse, tanto con las carreras de caballos, de perros, lidias de toros, riñas de gallo, peleas de perros, inclusive perros y pumas. Estas actividades recreativas, daban lugar a apasionados encuentros, rivalidades y fuertes apuestas, lo que también ocurría en los juegos de la taba.

Sarmiento exponiendo su respeto por los animales y poniendo límites claros a la extraña concepción del amor y respeto por el animal, que adornaba al criollo, su caballo, su perro y el contraste que significaban las fuertes luchas entre gallos, perros, pumas. Ante este panorama, lo llevó a impulsar acciones en su defensa. Prontamente surgió la Sociedad Protectora de Animales, que lleva su nombre, por lo que finalmente, fueron prohibidas estas actividades. En tanto que dicta un muy detallado y completo reglamento para las "Carreras Cuadreras de Caballo”.

En las reuniones se solía jugar al naipe, en sus distintas formas, truco, brisca, tute. Era el momento propicio para tomarse una ginebra, un vino, o largas mateadas. Y, por qué no… deleitarse con el cancionero de un criollo y su guitarra.

Estas actividades recreativas, se daban por lo general en los días festivos, celebraciones religiosas o cuanto acontecimiento social los posibilitara.

 

 

Por Domingo Oscar Palacio   –  DNI 6.766.878