Si había algo con lo que el público identificaba a las series de TV como tal, hace algunos años, era la aparición en cada final de capítulo de la palabra “Continuará…”. Incluso a muchos productores les agradaban los puntos suspensivos, a modo de estrategia para sumar expectativa al capítulo que vendría. Lo distintivo de las series de televisión es la sucesión, el ciclo, la continuación, todos lo sabemos hoy. En aquel momento lo indicaba más que cualquier otra definición, esa palabra. Hay ejemplos de series cuyos capítulos no respetaron una cadencia de tiempo, pero sí debían compartir el mismo hilo conductor. Podemos decir entonces, trazando un paralelismo con la política argentina, que el drama del peronismo es como una serie de televisión que garantiza nuevos capítulos, nuevos envíos. Un “To be continued” permanente: la “okupación” del PJ Nacional que hizo la Justicia por tiempo indeterminado nos garantiza capítulos de buen calibre y con final muy lejano. Se pueden hacer muchas conjeturas, desde a quién pertenecen los derechos de autor y hasta las derivaciones que tendrá, pero lo cierto es que nadie sabe cuál será su final. Por ahora es interesante, inquietante y logró captar la atención del público, veremos en qué termina.

 

Los argumentos de la jueza María Romilda Servini son dignos de un libreto barato de serie de TV. Repasemos:

-“Los adversos resultados electorales obtenidos en los dos últimos procesos electorales (elecciones nacionales de los años 2015 y 2017), han profundizado la división interna que venía gestándose con antelación”, como si haber perdido una elección fuese motivo suficiente para intervenir una organización como un partido político. Un partido político sólo existe mientras sea victorioso, se puede decir.

-“La derrota en los comicios presidenciales como así también el fracaso en el acto electoral para elegir gobernador en el distrito más grande del país, han provocado una crisis en la conducción partidaria difícil de superar”. Es decir, elegir mal los candidatos puede ser motivo de intervención.

-“En los últimos comicios nacionales y provinciales del año 2017, reconocidos dirigentes partidarios apoyaron candidaturas de partidos o frentes políticos de los que el Justicialismo no formó parte o directamente se han postulado como candidatos de esas agrupaciones que compitieron en el último proceso electoral contra el partido fundado por el General Perón”. En este párrafo, como buena parte de todo el fallo, le apunta a Cristina Fernández quien, como se sabe, jamás ejerció la presidencia del partido.

-“Se ha producido en los hechos una traumática escisión por el accionar de quienes aun siendo autoridades partidarias abandonaron la agrupación a su suerte, para formar nuevas estructuras que compitieron contra el Partido Justicialista, con la sola esperanza de obtener alguna ventaja electoral”. Otro palo para Cristina.

-Según la jueza la intervención es necesaria “cuando la dirigencia política se aleja de las personas y transita por senderos separados a los que recorre la ciudadanía, el mandato otorgado por el pueblo se ve traicionado en su origen, al quebrantarse la misión fundamental de la acción política”. Hay más de un ejemplo de esto en otras agrupaciones.

-Y sobre el final Servini de Cubria cita a Perón diciendo que “es necesario recordar lo manifestado por el General Juan Domingo Perón, al expresar que ‘el peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha’. En consecuencia, resulta razonable acoger la solicitud de Intervención Judicial, a fin de plasmar en la vida partidaria, aquella máxima que nos impone ‘organizar republicanamente los partidos para organizar republicanamente la Nación'”. Sin desperdicio.

Pero, ¿hay alguien que no sea Servini detrás de ese fallo? La resolución tiene pocos aspectos técnicos y mucha política, por tanto, seguramente algún sector de la política está detrás. Varios dicen que el tándem Macri-Pichetto-Urtubey es el responsable, aunque nadie puede asegurarlo. ¿Alguno de ellos se beneficia? Un poco cada uno. Macri logra desprestigiar aún más a su enemigo, ya que la imagen hacia la sociedad es que el peronismo es la pelea entre José Luis Gioja y Luis Barrionuevo, dos malas palabras para el electorado. Y el equipo “Urtubey-Pichetto” logra limpiar de kirchnerismo el partido que les puede servir para competir el año que viene. Negocio redondo. De hecho el senador no se expresó individualmente del tema, sólo lo hicieron los senadores en bloque, y el gobernador salteño cada vez que habló sólo se preocupó por despegar al macrismo de la maniobra. Si el río suena… Es más, ayer la agencia Télam publicó una nota donde el salteño opinó que la intervención del PJ es el “más crudo reflejo de la decadencia absoluta” del partido como “herramienta de transformación social”.

Hubo un comunicado en rechazo a la intervención cuya historia no es la que se cuenta en medios nacionales. Decía: “Los gobernadores…”, pero detrás de ese escrito sólo había uno de ellos: Sergio Uñac. El gobernador sanjuanino convenció/obligó a sus pares a no decir que no habían redactado el comunicado, y lo distribuyó en los medios. Si no hubiese sido por esa acción, Gioja sólo tenía la adhesión de algunos legisladores, un par de gobernadores, entre ellos Alberto Rodrígez Saá y Uñac, y de algunos dirigentes sin cargo en San Juan, nada más. El resto de los mandatarios dijo lo que ya se sabía que iban a decir: “que lo defienda Cristina Fernández”. Hay una realidad innegable. A Gioja no lo defiende nadie -ni Cristina- y tendrá que apartarse de la conducción del PJ una vez que se normalice la situación del partido. Y es más, algunos opinólogos porteños dijeron que si no se aparta, la normalización no llegará. Lo ven como cristinista y, por tanto, lo quieren fuera de la calle Mathew.

¿Cómo le devolvió Gioja esa mano a Uñac? Haciendo lo mismo que Servini, “okupando” el PJ sanjuanino. Sin consultar, el viernes armó una reunión a la que asistieron sólo sus “Salieris”: José Estrada, Felipe Saavedra, Francisco Alcoba, Ruperto Godoy y el puñado de legisladores que ostentan rebeldía en la Legislatura. Juan Carlos Gioja fue el único intendente. Marcelo Lima también estuvo, pero quien dude de la fidelidad de Lima a la actual conducción del PJ es porque fantasea. El salón estaba lleno de dirigentes rawsinos a los que acarrearon al partido en colectivos, al estilo “Gioja conducción”. Había carteles de “José Luis, Rawson te apoya”, algunas banderas de agrupaciones, pero nada más. Si eso es para fantasear con una candidatura, que Dios lo ayude, porque lo va a necesitar.

En definitiva, la jugada fue tan buena que nadie ni siquiera puede ponerle nombre al autor. Y mucho menos predecir el futuro. Esto, por varios días más, será un “Continuará…”. Habrá que esperar el próximo capítulo.