El problema de los padres, a la hora de poner límites a sus hijos, hace que cada vez sea mayor el número de chicos con problemas de conducta que son enviados al psicoanalista. Pero esto no parece solución, ya que en la opinión de los más destacados psicoanalistas del país para tratar a los chicos problemáticos primero hay que ocuparse de los padres, ya que son ellos los que deben mejorar la relación y no desentenderse de cuestiones que generalmente se originan en el seno familiar.

Se recomienda que si se desea promover un acercamiento de los padres a los hijos, se debe comenzar paulatinamente a generar un marco de disciplina no rígida, al que se lo conoce como "encuadre”, que es de fundamental importancia en el proceso de educación de los menores. Poco sirven, en la actualidad, padres rigurosos y poco comunicativos; lo que se aconseja es ofrecerle al joven un "encuadre”, que lo ayude a disciplinarse y a actuar en consecuencia, sin la dureza con la que muchos progenitores pretenden alcanzar la disciplina buscada.

El destacado psicoanalista, Juan David Nasio, señala que los encuadres no son más que pautas establecidas dentro del comportamiento que se pretende de los jóvenes, y ejemplifica diciendo que se puede comenzar por pequeñas cosas, como el reconocimiento del lugar donde se coloca la ropa a la hora de ir a dormir, haciendo que ese comportamiento se convierta en un ritual. Este primer paso está vinculado con el proceso de socialización que debe alcanzar el joven, para participar plenamente como integrante de la sociedad. Ofrecer el encuadre apropiado garantiza contar con un joven que, sin tener que sufrir la presión de sus padres o del resto de la comunidad, conocerá la forma de actuar correctamente.