El hombre de hoy no podría vivir sin la posibilidad de ajustar el concepto de justicia cada día para evaluar el curso de sus propias cosas. No se trata sólo de decirse a sí mismo me corresponde o no me corresponde. Se trata de otro cuadro de correspondencia.
Primero y principal es necesario creer en la justicia, saber que hay justicia y comprobar que de ella depende la estabilidad de muchas personas, la estabilidad social.
Se puede pensar en ella como una de las cuatro virtudes cardinales, virtudes que en La República de Platón se las describe así: Prudencia (calculativo) – véase el todo; Fortaleza (enérgico) – presérvase el todo; Templanza (apetitivo) – sirvése el todo; Justicia (virtud fundante/preservante) – conócese a sí mismo.
El filósofo Platón define cómo un individuo puede lograr estas virtudes: la prudencia viene del ejercicio de razón, la fortaleza de ejercer las emociones o el espíritu, la templanza de dejar que la razón anule los deseos, y desde estas la justicia viene, un estado en que cada elemento de la mente está de acuerdo con los otros. Es decir que estas virtudes fueron analizadas para perfeccionar la vida del hombre, en tanto hoy el hombre al demandar justicia lo hace reclamando el cumplimiento sus necesidades básicas:
Ellas son, un techo para vivir, alimentación, igualdad de oportunidades para la educación y ciertas garantías para que el resultado de su esfuerzo educativo pueda ser trasladado a su comunidad como un bien adquirido. Esto podría verse como un bien mínimo, sin embargo no alcanza a toda la población de la Argentina. Se sostiene que la mitad apenas puede adquirir lo mínimo de la canasta básica.
La cuestión es cómo se manejan las cifras o, dicho de otra manera, si las cifras que da el gobierno son reales.
El FMI al dar a conocer, hace pocos días, su esperado informe semestral, que con el título Perspectivas Económicas Mundiales, revisó el alza las proyecciones para América latina y pronosticó un fuerte crecimiento del 7,5 % para la Argentina este año y del 4% para el próximo. De ese modo, a los ojos del organismo crediticio, junto con Brasil, el país se posiciona como uno de los de mayor crecimiento en una región que, según añadió el informe, está saliendo de la crisis global a un ritmo "más rápido de lo anticipado”.
Podría entenderse que nuestro país está bien aunque perseguido -como tantas otras veces en su historia económica- por el peligro de la inflación, hecho que azotó esporádicamente a los argentinos. La conducta ciudadana en ésto no juega ningún rol y además es histórica; el argentino cuando tiene plata invierte y gasta -lo cual da movilidad al comercio- y cuando no, se aquieta y se pone de malhumor.
Aunque la época sea un tanto inestable, Argentina está equipada para salir adelante si se manejan bien los dineros públicos.
En estos hechos, los ciudadanos somos simples observadores pero es probable que el resultado de esas observaciones puedan definir una elección electoral porque aunque el gobierno quiera manejarse solo, la información supera todas las barreras (felizmente).
La justa movilidad social se transformará en una especie de límite activo, frente a las adversidades o a las multiplicadas confusiones políticas del momento. Las instituciones y los ciudadanos han advertido la cuestión de los límites que, como siempre, aparecen en momentos de intensa movilidad o de intensa expectativa.
Se está en un momento interesante de la vida socio-política y cultural, la cuestión es aprovechar las oportunidades dando la mayor cabida posible a todos los ciudadanos.
