El naufragio del crucero Costa Concordia ha sumado otro matiz dramático con las informaciones en las cuales indican que podría haber más desaparecidos si se confirma la presencia de clandestinos a bordo de la nave. Un cuerpo femenino aún no identificado fue encontrado el sábado último por los socorristas y ahora se especula que corresponde a una húngara, reclamada por sus familiares, pero que no figura en la lista de pasajeros. Este caso dio pie a pensar que había pasajeros clandestinos en el crucero que, con más de 4.200 personas a bordo, chocó el 13 de enero pasado contra un escollo y luego encalló.

La declaración de Franco Gabrielli, el comisario delegado para la emergencia, según el cual podría ser que hubiera clandestinos en el Concordia, encendió las luces de alarma sobre la presencia de extranjeros entre la tripulación y los miembros que forman parte de este tipo de embarcaciones. La alusión es a personas embarcadas sin ser registradas en las listas oficiales. La eventual presencia de clandestinos está siendo estudiada por parte de quienes investigan esta tragedia, sin desconocer los datos que existen sobre las migraciones asiáticas y que aparece en el Dossier "Caritas y Migrantes” preparado hace pocos días atrás en Manila. Allí se indica que los extranjeros embarcados en las naves italianas para trabajar en ellas, es de 9.500; es decir, el 34,6% de los 27.450 lugares de trabajo en la flota italiana.

Según la Federación Italiana de Transportes, los marinos extranjeros constituyen el 80% del personal a bordo en los cruceros. A nivel mundial, los filipinos representan la nacionalidad más numerosa en este tipo de viajes: 350.000 personas. En el Costa Concordia había 296 filipinos, de los cuales 120 eran miembros de la tripulación y el resto trabajaba en el hotel de la nave. Todos se salvaron y ya regresaron a su patria.

Quien se embarca en una nave italiana, prescindiendo de la nacionalidad, debe estar asegurado en el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS), algo que no siempre ocurre. En 2007, la Fundación Migrantes denunciaba que entre el 10% y el 15% de quienes se embarcaban para trabajar en alguna nave que integra la flota mundial, trabaja en condiciones de grave esclavitud por la carencia de los estándares de seguridad, las jornadas de trabajo, excedidas en horas, y los magros salarios.

De ser realidad lo que se especula sobre inmigrantes polizones en el Crucero Concordia, un nuevo drama se añadiría al dolor del naufragio.