La verdadera independencia del pueblo latinoamericano es la del trabajo, una independencia tal que los hace libres, eso es lo que debe demandárseles a los gobernantes. Justamente el error es tomárselas con el pueblo mismo y reaccionar contra su coterráneo, cuando ello no tiene en absoluto que ver. ¿Por qué está ocurriendo esto? Por la ideología, por el peso de su miserable propuesta de siempre estar presos y dependientes de dádivas, bonos, atenciones y mecanismos solidarios que sostienen las tendencias a la dominación y que por lógica la gente común no advierte porque le es difícil analizar y hacer una lectura real de sus funcionarios gobernantes.
El pueblo latinoamericano se equivoca también cuando es alentado por individuos tales como Maduro, Correa, Morales, Bonafini, Grabois entre otros y todos los de su perfil cuando echan más leña al fuego o dicen cosas inapropiadas contra el resto de la oposición. El pueblo debe ser independiente por el conocimiento y la propensión de los que pregonan la paz, no por quienes siembran el odio y el descontento o la perpetuidad del poder.
"No son las ideas políticas las que yerran sino los hombres que las embullen en ideologías de poder y falsa democracia.”
Es una falsa afirmación que el neoliberalismo genera inestabilidad o que el populismo es un exceso desmedido extremo al afirmar que este no cursa los intereses del pueblo. Sucede que sus representantes políticos e ideólogos deforman y siembran la discordia y el odio, creyéndose dioses de la verdad y que la gente de lo cotidiano no percata sumergiéndose en el engaño.
Si observamos el gobierno de Macri críticamente veremos en comparación que la estabilidad estuvo presente, respecto de muchos países latinoamericanos, su economía y equilibrio social no revistió gravedad. Si mermó sustancialmente la capacidad laboral. De todas formas la inflación afectó a unos y a otros. Veamos que nos depara el gobierno de Alberto Fernández en toda su faz administrativa.
Por otra parte lo que debemos defender es la ley y la justicia ya que ninguna política promisoria resiste a quienes robaron y son juzgados. El desafío ahora es el déficit fiscal, la falta de producción, la capacidad para querer trabajar y el empeño de la negociación con los mercados extranjeros en competencia a los nuestros.
No son las ideas políticas las que yerran sino los hombres que las embullen en ideologías de poder y falsa democracia.
Otra situación que debe observar el pueblo es como los movimientos conducen a las masas y como los sindicalistas alientan las ideologías, cuando tanto unos como otros se atornillan por décadas al poder sin trabajar. El pueblo debe buscar y propiciar el estado de derecho, no la manifestación por el poder que en parte es la que sus líderes sustentan.
No temamos de doctrinas filosóficas y políticas sino de hombres inescrupulosos que detentan a costa del pueblo que no puede medir acerca del poder. En todos los ámbitos nadie nos juzgará cuando hombres se equivoquen en nuestras observaciones, porque siempre la República es primera, la justicia ante el que delinque y la paz ante el que consagra el disturbio. Nosotros, hombres libres, si juzgaremos.
Por Mario Daniel Correa D’Amico
Profesor, filósofo y pedagogo, profesional de la educación con doctorado y especialización en el área.
