Con la puesta en marcha de la Central nuclear Atucha II, el viernes último, el sistema interconectado eléctrico nacional ha comenzado a recibir un significativo aporte energético que inicialmente será de 17 megavatios y una vez que el complejo adquiera el ritmo de trabajo normal, dentro de tres meses, la erogación llegará hasta los 700 megavatios, según las estimaciones de los operadores de esta usina de avanzada tecnología.
Atucha II fue construida sobre la ribera derecha del río Paraná de las Palmas, en el partido bonaerense de Zárate, junto a Atucha I, la primera instalación nuclear de América latina destinada a la producción de energía eléctrica, para aprovechar en gran medida la infraestructura existente. Ambas centrales utilizan como combustible uranio natural y agua pesada, al igual que la Central de Embalse, en Córdoba, las tres generadoras argentinas ahora en operación, lo que representa un considerable avance en cuanto a la sustitución de importaciones de combustibles.
Precisamente, el ministro de Planificación, Julio De Vido, que asistió a la sincronización del generador de la central con el sistema interconectado nacional, informó que el funcionamiento de la planta nuclear implica un ahorro de 1500 millones de dólares anuales en importación de combustibles líquidos destinados a centrales térmicas. Atucha II abastecerá a más de tres millones de usuarios.
La piedra fundamental de esta central se colocó en 1982 y la construcción estuvo paralizada entre 1994 y 2006, hasta el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino, lo que posibilitó modernizar las instalaciones y el equipamiento para ampliar la capacidad generadora.
