En el tenis o en el golf, un approach es un tiro de aproximación. Lo usan los jugadores para quedar lo mejor posicionados posible para el tiro final. Sirve para forzar al rival o para quedar a tiro de definición. No remata, no sentencia, pero un buen approach es garantía de que sólo quedará el toque del final.
Con la cuenta regresiva en marcha para las próximas elecciones de octubre, el panorama opositor tiene una sola cosa clara para mostrar: hasta ahora son todos tiros de aproximación, intentos desde la lejanía de quedar lo mejor acomodado posible para el zarpazo final, cuando llegue el momento.
Enero está lo suficientemente cerca como para sentirse apurado y lo suficientemente lejos como para no dar pasos definitivos. Especialmente en un tablero de arenas movedizas como el de la oposición sanjuanina: cuatro dirigentes por demás heterogéneos en busca de un destino en común.
Se coquetean por estos días Mauricio Ibarra, Rodolfo Colombo, Roberto Basualdo y Enrique Conti, los integrantes de este póker de referentes de largo recorrido que cavilan sobre las chances de los próximos meses: unir fuerzas, unirse de a dos o tres, o todos separados.
Se reúnen en grupos o todos juntos en este verano lluvioso. Ibarra y Colombo mantienen línea directa, igual que Ibarra y Basualdo, y Colombo y Basualdo. Irrumpe Conti como cuarta pata de la mesa y ya ha tenido contactos por separado con los otros tres.
En ese bordado, surgen fórmulas escritas en servilletas, una tras otra. Tachas y enmiendas. Ideas sobre el reparto de cargos hacia abajo, en departamentos, concejalías y proporcionales. Juegos de mostrarse juntos o separados, como señales hacia los militantes de cada uno, que parecen razonablemente desconcertados: no saben si criticar o elogiar a sus eventuales laderos.
Ensayemos las vinculaciones de a pares:
– Ibarra-Colombo: mantienen flirteos desde la elección pasada, en la que coquetearon mucho pero terminaron separados. Pero ahora se contactan en varios mano a mano y de las segundas líneas y exploran la posibilidad de potenciarse con el rawsino como candidato a gobernador y el líder de Actuar como intendente de la Capital. Cada uno aportaría sus mejores candidatos en los departamentos: Ibarra en Rawson, Colombo en Caucete.
– Ibarra-Conti: Hay buenas vibraciones, especialmente entre los dirigentes que articulan la relación, Wbaldino Acosta, Hugo Ramírez del PRO o el ibarrista Miguel Martín. Mantuvieron un encuentro hace días que se encargaron de que no pasara desapercibido. La línea a seguir sería unir todo el bloquismo antigiojista a una candidatura fuerte como la de Ibarra. ¿Conti a la Capital? No le gusta.
– Ibarra-Basualdo: Es paradójicamente el vínculo más fuerte en los hechos, pero el más desgastado por la experiencia de haber ido unidos. Saben que se necesitan uno a otro, pero se recelan y se critican demasiado. Entre los dos líderes, la relación se mantiene, pero hacia abajo está rota. ¿Puede ser reflotada por la conveniencia mutua? Terminantemente sí. ¿Y cuál es esa conveniencia? Que Ibarra garantice la senaduría y tres proporcionales a Basualdo.
– Colombo-Basualdo: Hay viejas heridas de la elección en que compartieron fórmula hace 4 años. Pero el tiempo puede con todo, especialmente si se conjuga con el interés. Para Basualdo, Colombo como gobernador puede ser quien lo deje más cerca de sus pretensiones. Ambos miran con desconfianza al resto.
– Colombo-Conti: También es una relación ajada desde cuando Conti era intendente y Colombo su principal oposición. Igual, factible de ser remontada si Conti se decide a ir para gobernador y traccionar a Colombo en la Capital, como le sugieren con insistencia los bloquistas.
– Conti-Basualdo: Inauguraron ambos los contactos políticos del año. Improbable que ambos decidan cortarse del resto, sino que se trata de una movida dirigida a generar nuevos encuentros, como finalmente ocurrió: a la larga trayectoria de ambos le hace falta la fuerza movilizadora de los otros dos. Tienen en común los vínculos con el PRO.
¿Todos juntos? De esto se trata la política del approach de estos días: de que cada uno intente mejorar sus posiciones mediante estos aprontes, para sacar mejor tajada cuando haya que definir los espacios.
Bajo la certeza de que cada uno tiene un valor, en términos políticos, y a ese valor se lo confieren sus aspiraciones. La de Ibarra es mantener el caudal de cargos con el que inició su separación de Gioja: el municipio de Rawson, los concejales. La de Colombo, no perder los cinco concejales capitalinos de los que dispone. La de Basualdo, revalidar la banca en el Senado y sus tres proporcionales. La de Conti y su gente, no perder espacio en Capital -donde Alejandro Bravo ocupa una banca- y potenciarse hacia el futuro.
Son objetivos de mínima, desde donde hacer despegar los sueños de expandirse. Pero a la vez son objetivos de una dificultad importante: a ninguno le será fácil conservar lo que tiene.
Podrá advertiste que esa, conservar, es la palabra más usada. Por ejemplo, si Conti y Colombo fueran juntos, no les quedaría otra que ganar la elección en Capital para empatar la performance de 7 concejales que tienen en conjunto (5 de Actuar, 2 del Bloquismo disidente). Para Ibarra, el desafío de quedar empatado entre lo que deja y lo que puede ganar, también tiene la vara bien alta: imponerse en Rawson con cierto margen, para seguir disponiendo de territorio, intendente y concejales. Y si se pierde terreno en esos sitios que ponen en juego, habrá que ver dónde recuperarlos. ¿Dónde? En los huecos que deje el oficialismo, o entre ellos mismos. ¡Danger!
Toda esta gran ensalada tan difícil de explicar y de comprender es lo que se está salpimentando en estos días en el tablero opositor de la provincia. Pero hay un condimento que seguramente terminará siendo determinante: más allá de estos tiros de aproximación de parte de los cuatro referentes opositores, todos tienen la certeza de que será casi imposible ir todos juntos en la misma boleta.
No por la dificultad que impone la arquitectura de montar una lista común entre estos más empinados cuatro dirigentes opositores, más los dirigentes que responden a cada uno de ellos y la contemplación de las expectativas del resto de los que reportan a este espacio: la UCR orgánica, el Grupo 1852, los socialistas, ¿la Cruzada Renovadora? Todo un gran desafío que con paciencia y calzador puede resultar.
Pero el problema gigante es cómo conjugar un eventual escenario de todos juntos con la dispersión que, en el mismo momento, habrá por las candidaturas presidenciales. Porque entre Conti, Basualdo, Ibarra y Colombo seguramente habrá candidatos a presidente distintos y la campaña será en el mismo momento porque la elección provincial seguramente no se moverá de octubre, cuando se resuelva el presidente.
¿Irán los opositores provinciales protagonizando actos conjuntos para gobernador y separándose horas más tarde para responder a sus presidenciales? Imposible. En esa hipótesis, el trío Conti-Basualdo-Ibarra podría marchar por un camino -el candidato del PJ federal o Macri-, mientras Colombo, los radicales y socialistas correrían por el otro, esperando definiciones del lado de Alfonsín-Sanz-Cobos-Binner.
Tremenda maraña, fogoneada por una incertidumbre y una aspiración en común imposible de decir en público. La primera, qué hará a Gioja y cómo será su interna, a ver si se puede cosechar algo de los males ajenos. La segunda, más que nada la cosa de trata de ver quién queda mejor acomodado para el próximo turno.