El reacomodamiento de la economía y la nueva política monetaria, repercuten en la competitividad productiva para fortalecer la oferta argentina en el comercio exterior, a fin de recuperar las posiciones perdidas durante la década pasada. El desánimo del sector privado, por los continuos tropiezos e impedimentos surgidos de regulaciones y frustraciones con prohibiciones y restricciones del dirigismo prepotente y las exacciones fiscales, llevaron a abandonar mercados tradicionales.

Las expectativas para reinsertar al país en la oferta externa y el intercambio comercial, plantea otro de los grandes desafíos para el aparato productivo en general y para las economías regionales en particular, uno de los sectores de la agroindustria más castigados y a los que ahora se los quiere recuperar mediante estímulos y recursos financieros para salir de la bancarrota. San Juan ya tuvo un justo resarcimiento con la eliminación de las retenciones a una de sus producciones básicas.

El desequilibrio de la balanza comercial se acentuó el año pasado, cuando las exportaciones alcanzaron en los primeros diez meses los 52.468 millones de dólares, apenas U$S 1800 millones más que las importaciones, que se ubicaron en los 50.662 millones de la divisa estadounidense.

Luego del reacomodamiento del tipo de cambio, a mediados de diciembre pasado, la valuación nominal oficial pasó de 9,82 a 13 pesos en pocos días y con el levantamiento del cepo al dólar el sector externo recuperó competitividad para estabilizar

los números. El año pasado registró U$S 3.547 millones en ingreso de divisas, unos U$S 5.388 millones menos que en 2014, en la curva declinante que se quiere revertir.