Tras el voto del Senado del martes pasado, a favor de un referéndum que podría permitirle a Uribe cambiar la Constitución y legalizar su tercer mandato consecutivo, muchos colombianos parecen convencidos de que planea postularse para las elecciones de 2010. ¿Están en lo cierto? ¿Terminará Uribe, quien goza de gran popularidad y merece crédito por haber asestado duros golpes a la insurgencia narcoterrorista, siguiendo los pasos del presidente venezolano Hugo Chávez y otros autoproclamados "hombres indispensables" que socavaron las instituciones para permanecer indefinidamente en el poder? Hay razones de peso para pensar que sí.

A Uribe le resultará cada vez mas difícil decirles a sus partidarios que no se presentará, después de alentarlos -tácita o expresamente- a gastar mucho tiempo y dinero en reunir firmas para el nuevo referéndum, en una campaña que habría costado u$s 900.000. Además, Uribe recibió fuertes críticas de grupos de derechos humanos locales e internacionales por no haber hecho lo suficiente para impedir las violaciones. El presidente podría temer que, si deja el cargo, sea acusado por las víctimas de abusos de derechos humanos.

Si alguna vez Uribe temió el reproche de Estados Unidos por cambiar la Constitución para seguir el ejemplo de los autócratas latinoamericanos, ahora tiene un consentimiento tácito de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien ha manifestado: "No creo que esté bien que EEUU trate de determinar el resultado de ningún proceso interno democrático en la región".

Pero también hay poderosas razones para creer que, finalmente, Uribe no se presentará. La decisión del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, de dejar su cargo para posiblemente lanzar su candidatura presidencial, sugiere que Santos sabe -o cree firmemente- que Uribe no se postulará.

Santos, un ex ministro de Comercio Exterior que condujo la exitosa guerra de Uribe contra la guerrilla, le dijo al diario El Tiempo que si Uribe se postula, él no lo hará, pero agregó que tiene la "intuición" de que Uribe no se presentará.

Asimismo, cada vez más colombianos se oponen a una tercera presidencia de Uribe. Arguyen que Colombia se convertiría, como Venezuela, en un país donde no rige la ley y donde los presidentes cambian la Constitución a su antojo. Lo que es más, Colombia no correría peligro, porque seguramente un seguidor de Uribe ganaría la Presidencia, afirman.

Pero Uribe podría descartar la idea de presentarse porque la polarización política que ya está provocando su posible postulación podría tornar ingobernable al país. Tal como ocurrió con Fujimori, con el ex presidente argentino Carlos Menem y con muchos otros que pretendieron una tercera presidencia, Uribe podría terminar mal. ¿Por qué no pasar a la historia como el mejor presidente colombiano de la historia reciente?, podría estar preguntándose Uribe.

Mi opinión: Si Uribe mantiene la incógnita para permanecer en el centro de la escena y no debilitarse políticamente antes de finalizar su segundo mandato, está jugando demasiado tiempo. A menos que anuncie ya mismo que no se postulará, su campaña de reelección no declarada habrá despertado tantas expectativas -y reunido tanto dinero- entre sus seguidores que ya no habrá marcha atrás.

Esa sería una mala noticia. Uribe perdería toda autoridad moral para criticar a Chávez y a otros autócratas que se erigen en "hombres indispensables", y que invariablemente terminan destruyendo las instituciones. No existe un dictador bueno, y Uribe no sería la excepción.