La comunicación terrestre en el territorio nacional es un verdadero escollo para el desarrollo de la Argentina, debido al déficit histórico de la infraestructura vial, agravado en los últimos años por falta de inversión y la ausencia de un plan director que proyecte las necesidades del país en base a su crecimiento futuro. A esta crisis se suma la paralización del sistema ferroviario, vital en un modelo agroexportador.
Diferentes estudios sobre este estancamiento vial sitúan a la Argentina en el puesto 103 en un ranking de 140 naciones, elaborado por el Foro Económico Mundial, es decir a la altura de los sistemas carreteros más atrasados. Nos superan incluso varios estados africanos y quedamos lejos de Chile, si lo comparamos con nuestros vecinos. Es que en el país se necesitan construir 13.500 kilómetros de autopistas inteligentes, pero estas obras tienen un ritmo actual de 29 kilómetros anuales, por lo que de seguir así demandaría más de cuatro siglos la modernización. Como contrapartida, el parque automotor crece en promedio con unos 850.000 nuevos vehículos al año, de acuerdo a estimaciones de ONG especializadas.
La crisis de comunicación vial radica en la falta de inversión en obras básicas estructurales de manera de evitar rutas colapsadas, donde se prohibe la circulación de camiones cuando hay mayor movimiento turístico, como ocurre en los fines de semana largos. Es que estos trabajos, en cualquier jurisdicción y signos partidarios, se postergan al dar prioridad a fines sociales más redituables políticamente. La recuperación de un ramal ferroviario o un nuevo enlace carretero tiene menos repercusión pública en la imagen gubernamental.
Pero soslayar el problema es condenar al atraso o frenar el desarrollo del país, que debe resolver incoherencias de fondo, como dar prioridad a los camiones en el transporte de cargas, relegando al ferrocarril. El camión transporta cada vez más tonelaje, deteriorando los ya precarios caminos y encima los subsidia el Estado, lo que no ocurre con los trenes de carga que prácticamente están paralizados. Comparativamente, en Brasil por cada kilómetro de vía pasan 11 millones de toneladas al año, en México 4 millones y en nuestro país escasas 600.000 toneladas. Es decir, por cada kilómetro de vía pasa en promedio menos de un tren por día en la Argentina.
Y un país agroexportador, que transporta por carretera el 85% de los 100 millones de toneladas a los puertos, no cuenta con autopistas hacia las principales terminales fluviales y marítimas, lo que es más incoherente todavía.
