La semana pasada, el Gobierno salió a corregir un error político de envergadura: cuando todavía el mal trago de las Primarias no pasaba, y a través de una circular que llegó a todas las dependencias policiales, salieron a cuestionar el trabajo de los policías, crítica que abrió una polémica que nadie esperaba, aún los más detractores del trabajo de José Luis Gioja. Una resolución firmada por el ministro de Gobierno, Adrián Cuevas, en la que se acusó a los uniformados de tener "falta de actitud" y "relajamiento policial", fue aprovechada en toda la amplitud posible por algunos expolicías que vienen tirando piedras a la gestión giojista desde su comienzo. Unas horas antes de anunciar que el 10% de las casas del IPV serán para los policías, las redes sociales y los medios de comunicación audiovisuales se llenaron de falsas convocatorias a un paro policial al que nadie acudió, obviamente. Con el ojo puesto en esa situación y ya que el proyecto estaba en carpeta, el mandatario apuró el anuncio de las viviendas, por las dudas. Igual, no es sólo la circular con tiros al trabajo policial lo que provoca reacciones: el desguace de la Escuela de Policía, y antes todavía la creación de un área manejada por civiles para controlar a los miembros de la fuerza, son el eje de las críticas de algunos "cabezones" con despachos en la Central de Policía hacia el Ministro de Gobierno. Detrás de esas críticas ya no hay un exjefe de Policía, ahora hay dos. Cuevas dice que está dispuesto a dar batalla y así parece. No está mal la pelea, habría que elegir mejor los momentos, tal vez.

"Se advierte con preocupación la falta de actitud en las inmediaciones de puestos fijos y móviles de la Policía de San Juan, existiendo dotación humana enclavada en oficinas con un absoluto relajamiento, participando en programación de partidos de fútbol (TV), viendo películas de acción, con las hornallas prendidas, con estufas calentando semitas, etc, algo inconcebible". Así de descarnada fue la crítica de Cuevas hacia sus dirigidos. Y tiene razón. Nadie, con una mínima capacidad de raciocinio, podría salir a cuestionar esas correcciones. Incluso, las nuevas normativas: no podrá haber TV ni computadoras que "dispersen la atención". El personal no podrá estar adentro, salvo que deba tomar datos, y siempre afuera con su equipo de comunicación en el "radio de custodia vista de la casilla". Además, los puestos con más de un año de permanencia, se mudarán a un radio de no más de 7 cuadras y en un lugar iluminado, porque "muchas casillas están en absoluta oscuridad", dice la resolución que llegó al despacho del Jefe de la Policía el 15 de agosto de este año, exactamente 4 días después de las PASO. Claro, debieron reconocer, porque no, también los reproches de los uniformados: se quejan de que en los puestos de frontera no hay movilidades, de que no tienen elementos como computadoras o papel, o de que los equipos de comunicación no funcionan. Y, obviamente, que ganan poco. También el Círculo de Oficiales de la Provincia, luego de que se conociera la polémica circular, no antes, emitió una dura solicitada cuestionando severamente las nuevas medidas e incluso tildando al Ministro de ignorante en temas de seguridad. Nada justifica el mal trabajo de los policías, pero para llegar al ideal de trabajo, falta mucho, hay que reconocer.

Los ex

Con la creación de la carrera universitaria para los integrantes de las fuerzas de seguridad, la vieja Escuela de Policía sobra. Más de un año pasó hasta que el Gobierno decidió desvincular a quienes trabajaban en esa estructura. Durante ese tiempo, quienes daban clases en la Escuela siguieron cobrando a pesar de no trabajar. Entre esas personas hay nombres muy conocidos y en el Gobierno creen que con ese paso se ganaron algunos "enemigos ilustres". Por otra parte, nadie ignora la mala relación que había entre el exsecretario de Seguridad Miguel González y el ministro Cuevas. La pulseada la ganó el más joven, aunque eso tiene un precio también y González, creen, se lo cobra cada vez que puede. Es natural, aunque no es bueno. Igual González no es el más nocivo: todos le apuntan a Carlos Alcayaga, quien ocupó el sillón de la Jefatura de la Policía hasta 2003. Alcayaga es abogado y la profesional con quién comparte estudio lleva adelante una gran cantidad de juicios de policías contra el Estado. Ese dato ya llamó la atención, aunque poco se puede hacer por ahora. Acusan a Alcayaga, desde hace mucho tiempo, de motorizar algunas protestas subterráneas contra González, y contra el gobierno de Gioja. Al menos lo hacía González, también por lo bajo. Alcayaga juega con algunas amistades que todavía le quedan dentro de la fuerza. Y eso es lo que molesta. Aseguran que hay cientos de problemas todos los días, pero que ninguno se da a conocer, para no dar sensación de inestabilidad o de desorden.

En definitiva, hay enemigos que aprovecharon el error político del Ministro para salir a dar pelea. La Policía es una institución que tiene sus vicios, como toda estructura donde hay mucha gente, y parece que Cuevas está decidido a dar pelea. El tema es tener el tacto necesario para no caer en errores. Por ahora, éste quedó en el olvido, veremos si no vienen otros.