Alrededor de tres mil vecinos de Bariloche, se abocaron el Día de la Bandera a limpiar las cenizas volcánicas que cubrían gran parte de la ciudad, aportando el esfuerzo personal a las tareas de los entes públicos para restablecer la imagen del principal centro turístico de la Argentina. La vitalidad, alegría y entusiasmo se conjugaron para plasmar una iniciativa singular, convocada a través de las redes sociales, para sumarse a los trabajos gubernamentales, de la Defensa Civil y el apoyo logístico de Gendarmería. Las cenizas barridas sumaron casi dos toneladas y fueron depositadas para la fabricación de ladrillos.
Este gesto colectivo y espontaneo es un ejemplo para repetir en cada lugar afectado por desastres naturales y más aún donde la economía gira en torno al turismo, una actividad dinámica que atrae por los paisajes, los servicios y las prestaciones al visitante. Los vecinos de Bariloche, Villa La Angostura y El Bolsón, todas localidades con igual perfil turístico, se han sumado a las inquietudes de las cámaras empresarias, frente a las enormes pérdidas ocasionadas por el volcán Puyehue, sensible en esta época del año por los niveles laborales en la etapa de alta estacionalidad, en la que se podrían perderán 300 puestos de trabajo temporario. Ante esa realidad, los ciudadanos de Bariloche han demostrado una capacidad de reacción interesante, constituyendo un esfuerzo colectivo de proyección social y económica sin precedentes.
La catástrofe ocasionada por la erupción del volcán chileno ha dejado su huella, que llevará tiempo eliminar, pero la fortaleza humana puede más en la emergencia y ayuda a superar los momentos dramáticos que alteran la vida y el crecimiento de los pueblos.