El torbellino de la realidad por la que atraviesa nuestro país, y el permanente estado de incertidumbre que como argentinos sufrimos a diario, me ha llevado a escribir esta columna de opinión en la cual a partir del análisis de tres noticias actuales, relevantes y de disímiles características y matices, intentaré demostrar que uno de los escollos que como sociedad debemos sortear es la crisis de institucionalidad. ¿Qué tienen en común hoy la muerte de un mapuche ocurrida en oportunidad de la toma ilegal de tierras en la Patagonia, la sentida pérdida del submarino ARA San Juan con la posible muerte de 44 compatriotas y el paro convocado por UDAP ante la inminencia de una reforma laboral para su tratamiento en el Congreso?, ¿Cuál es el hilo conductor que hace que estos tres hechos aparentemente aislados e inconexos, tengan en común más de lo que creemos, y ante los mismos desnudemos la falta de coherencia y criterio que como sociedad nos caracteriza?.
Previo a este análisis y bajo la premisa de que la crisis de Institucionalidad es uno de nuestros mayores males como sociedad, definiremos este concepto: “la Institucionalidad es entendida como un atributo básico de la república, en el marco de un estado de derecho. Es la forma mediante la cual un estado en ejercicio de su plena soberanía configura su distribución político-administrativa a la luz de la división de poderes, es la forma mediante la cual una república, se hace de todos los organismos que permitan dirigir y organizar una sociedad, estando al servicio de las personas y en pos del bien común”.
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La malinterpretación del significado de los derechos humanos, el uso político de los muertos y la instalación sobre la inexistencia en Argentina del Estado de Derecho, no hace más que ocultar delitos bajo fachadas humanitarias desprestigiando las Instituciones de la República.
* El ARA San Juan: a dos semanas de uno de los incidentes más trágicos en la historia de la Armada Argentina, y ante la incertidumbre de cuales fueron los motivos que causaron la tragedia, la falta de Institucionalidad argentina, ya nos confronta unos contra otros, el descrédito de los comunicados oficiales, el olvido presupuestario y de políticas públicas hacia las fuerzas armadas desde el retorno de la democracia, en paralelo a la falta de consenso como argentinos sobre su rol y perspectivas a futuro muestra otra faceta de nuestra crisis de Institucionalidad. En una discusión atemporal y sesgada en donde se mezcla el rol de las fuerza armadas durante la época del gobierno de facto, tras 40 años, como sociedad no hemos podido zanjar nuestras diferencias y consensuar su rol, con el descrédito a las Instituciones de nuestra seguridad que ello implica.
* El paro de los gremios docentes: Quizás irrelevante en relación a la magnitud de las otras noticias, esta convocatoria al paro es una muestra más de la falta de respeto y descrédito hacia las leyes e Instituciones. En un esquema democrático en el cual el gobierno manda un proyecto de ley de reforma laboral al Congreso, en el cual en virtud de sus miembros no tiene mayoría y previo a su tratamiento y sin certidumbre sobre lo que se legislará, los gremios llaman a un paro por si las dudas, ¿En qué quedó la república?, ¿Cuál es la interpretación de la frase que el pueblo gobierna a través de sus representantes? ¿En qué beneficia a las Instituciones encargadas de la Educación Pública del país?, ¿Cuál es el medio que una casta de gremialistas millonarios y corporativos, entiende es más democrático? ¿Ha actuado el gobierno ante esta posible reforma fuera de la ley?.
Traje esta noticia a consideración del lector para reflejar en forma manifiesta que la crisis Institucional no es solo una visión externa hacia una Institución, en gran medida esta crisis institucional es la consecuencia de la falta de profesionalidad, ética y honestidad de los propios miembros de cada Institución, es el resultado de la degradación y pérdida de valores de décadas de corrupción, falta de controles e impunidad.
Se requiere que las Instituciones de nuestra Nación vuelvan a ser aquellas que otrora nos enorgullecieran, para ello se deben establecer políticas públicas, claras, dotarlas de los presupuestos correspondientes, y profesionalizar sus estructuras de recursos humanos, el trabajo seguramente será arduo y difícil pero sentará las bases que como sociedad debemos refundar.