Con el objetivo de incentivar el turismo desde nuestra industria más representativa, la vitivinicultura, en 2002 se investigó, se preparó y terminó presentándose, con gran esperanza, la primera “Ruta del Vino de San Juan”. Fueron tres los proyectos originales que presentó la técnica universitaria en Turismo, Susana Navarro, al entonces subsecretario de Cultura y Turismo: el de la Ruta del Vino “Oeste”, que incluía Rivadavia, Zonda y Ullum, el “Este”, con Albardón, Angaco, San Martín y Caucete, y el “Sur”, exclusivamente Pocito.

Dadas las complejas circunstancias socioeconómicas del país y la provincia, después de analizar los proyectos, la máxima autoridad del área, con el apoyo del gobernador Alfredo Avelín, decidió proponer la puesta en marcha del proyecto más pequeño, el de la “Ruta del Vino Sur” en Pocito.

La idea del subsecretario, según la prensa, era que, más adelante, y tras esta primera experiencia se siguiera con las dos rutas restantes. Pero las gestiones siguientes nunca dispusieron esa continuidad, por diversos motivos.

Para concretar esta primera ruta, desde el año 2000 pidió a la autora del proyecto, la técnica Navarro, que mantuviera entrevistas con el entonces presidente de la Cámara de Bodegueros de San Juan y paralelamente con empresarios del sector, Rodolfo Nale (Fabril Alto Verde), Miguel Ángel Más (Champagnera Miguel Más), Miguel Navas (Viñas de Navas) y Eduardo Testa (uno de los propietarios de Viñas de Segisa que, lamentablemente, al poco tiempo, falleció). Los cuatro industriales mostraron un enorme entusiasmo.

Así estaban unidos el sector privado y el Estado provincial. Al mismo tiempo, los municipios, ya que el entonces subsecretario y Navarro, visitaron a los intendentes de zonas vinculadas a los otros dos proyectos, para imponerlos de estos propósitos. No sólo se incluia la visita a las bodegas propiamente dichas, sino también recursos como la parra centenaria en Rivadavia, que luego resultó quemada, el museo “Manzini” de Zonda, visita a un viñedo en Ullum, establecimientos de empaque, artesanías y demás. Todo esto con el fin de abrir el espectro temático de este itinerario.

Se optó por comenzar con la del Sur y poner en práctica la difusión del producto, las posibilidades de multiplicar el consumo, con moderación en la mesa familiar y, en síntesis, transformar la Ruta en una herramienta clave para el posicionamiento de los vinos en el mercado. Como se expresaba en DIARIO DE CUYO, del 5 de agosto de 2002, “el circuito pocitano del vino aguarda al turista de todas las latitudes”. Es que desde el punto de vista turístico, de manera esencial, se pretendió mostrar, como hasta ahora, el “abc” de la vid y el vino, a través de este recorrido, con su proceso industrial, salas de degustación y venta. A esto se sumaban recursos humanos preparados para la atención al turista, como limpieza, sanitarios adecuados, etcétera.

Al comenzar, se colocaron austeros carteles identificatorios del circuito y se implementó la difusión, tanto a nivel local como nacional. Paralelo a su crecimiento, la Ruta del Vino de San Juan participó de ferias, exposiciones y congresos.

La sucesión de autoridades provocó variaciones en la manera de presentar y difundir la Ruta. Primero con el exintendente de Pocito y actual gobernador, Dr. Sergio Uñac, que mostró gran interés. Luego, con el anterior y actual ministro de Turismo y Cultura, Dante Elizondo y Claudia Grinzspan, respectivamente, se materializó un mejor apoyo logístico en busca de multiplicar la proyección interna y externa del producto. Han pasado 15 años de su creación, en julio de 2002 y hoy, la “Ruta del Vino”, aunque muy distinta a la original, sigue viva, como símbolo de nuestra industria madre.