La familia es la célula básica a partir de la cual se forma la sociedad. Y a pesar de los cambios que se presentan en la sociedad con referencia a la familia, ésta sigue siendo la base para la cimentación de la misma. Por ello, los padres tienen la indelegable tarea de educar a sus hijos, a quienes han dado la vida. Paternidad y educación, por lo tanto, son sinónimos. Educación que permite el crecimiento y desarrollo armónico de la persona, y por ello, exige tiempo, esfuerzo y responsabilidad por parte de los padres. Son ellos los depositarios de la máxima responsabilidad sin la cual no hay futuro para las nuevas generaciones. La familia, como primer ámbito educativo, permite una verdadera formación integral de la persona.
En su libro "SOS, Padres en extinción”, la psicóloga argentina Andrea Saporiti se pregunta: ¿estamos frente a una crisis de adolescentes o frente a adultos en crisis? En efecto, la autora advierte sobre la lamentable retirada de los padres modernos de su misión educativa. No de su rol nutricio sino de su misión formadora de personas, que supone necesariamente la transmisión de valores, ideales y virtudes fundamentales a los hijos. Hijos que crecen huecos de nobles ideales, huérfanos de una visión trascendente de la vida, carentes de sólidas virtudes que encaucen convenientemente el ejercicio de la libertad.
¿Qué le sucede al mundo de los adultos? ¿Qué ejemplos vivenciales de actitudes, acciones, palabras, gestos, etc., están trasmitiendo a las nuevas generaciones? ¿Son un modelo o punto de referencia positivo para ser imitado o reproducido? Hoy nos encontramos con jóvenes que están desorientados, que no encuentran el rumbo para sus vidas. Parece que sus padres están tan perdidos como ellos. ¿Cuál es el mensaje que se está comunicando? Es cierto que los tiempos postmodernos traen aparejados cambios en las conductas de las personas, que las circunstancias históricas van cambiando, pero hay valores que siguen siendo esenciales en todas las épocas: las virtudes humanizan al ser humano y lo hacen ser mejor.
Ser padres significa ser "guías”, tener la capacidad de mostrar un camino yendo al frente, para aquellos que están en proceso de crecimiento, que conduzca al bien, la verdad y la belleza. Ser padres significa ser "líderes” en el hogar, desempeñando la función de acompañar y ayudar a crecer sanamente. Ser padres es ser "ejemplo y modelo” de vida para los hijos, siendo coherentes y capaces de mostrar con el ejemplo el buen camino.
Es necesario que los adultos despierten al sentido de su más alta misión, y recobren y valoren la misión educadora materna y paterna, para que sus hijos no estén huérfanos de nortes e ideales, sabiendo que el fin de la educación es la felicidad. Hoy más que nunca los niños y adolescentes necesitan ver padres que sean referentes válidos y ejemplos a imitar. Todos los padres de familia de este mundo queremos que nuestros hijos sean felices, deseamos lo mejor para ellos. Pues bien, tenemos en nuestras manos el traducir ese amor en una educación basada en la formación de sólidas virtudes humanas que les enseñen a vivir con rectitud y criterio. Tengamos confianza, que con la ayuda de Dios, esta misión nuestra tendrá un final feliz, aunque los resultados tarden o se hagan esperar.
(*) Licenciado en Bioquímica – Docente.
