El ascenso de Trump de magnate inmobiliario y estrella de reality show a candidato republicano Nº 1 -lidera con 24%, seguido por el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, con 13%, y el ex gobernador de la Florida Jeb Bush 12%- me trae a la memoria el ascenso del fallecido presidente populista venezolano Hugo Chávez. Al igual que Trump, Chávez no fue tomado en serio cuando empezó su campaña política a fines de los 90.
Está claro que Trump y Chávez vienen de lados políticos opuestos. Trump es el epítome del capitalismo, un multimillonario que proclama "Yo soy rico” y propone un mundo más capitalista. Por su parte, Chávez era un militar que se proclamaba socialista, pero ambos tienen mucho en común: comparten las características clave del populismo.
Trump ha elegido a los mexicanos como el enemigo, alegando que los indocumentados están invadiendo EEUU. Ha dicho que están trayendo las drogas y el crimen”. No importa que tales afirmaciones sean erróneas. La gran mayoría es gente buena y trabajadora, y la inmigración ilegal procedente de México ha caído a mínimos históricos, desde 400.000 por año hace una década a 125.000 en la actualidad. Pero pegarle a México se ha convertido en el eje de la campaña de Trump. El populismo nacionalista parece funcionarle bien.
Además, los populistas juegan constantemente a victimizarse, alegando que pueden ser asesinados en cualquier momento. Por más ridículo que parezca, Trump dijo durante una visita a Laredo, Texas, que estaba poniendo su vida en "gran peligro” al viajar allí. "Tengo que hacerlo, amo a este país”, añadió melodramáticamente. No importa que Laredo es una de las ciudades más seguras de Texas, ni tampoco que las tasas de homicidio, robo y asaltos sean más bajas que los de la ciudad de Trump, Nueva York.
También los populistas son ego-maníacos. Muchas veces me he referido a Chávez como un presidente "narcisista-leninista”, porque su palabra favorita era "yo”. En un discurso pronunciado el 15 de enero del 2011, Chávez usó la palabra "yo” 489 veces. Trump no hace discursos de cinco horas, como Chávez, pero pronunció la palabra "yo” 220 veces en su discurso de 42 minutos cuando anunció su candidatura el 16 de junio. Trump y Chávez tienen la misma estrategia electoral de hacer declaraciones escandalosas para capturar los titulares y colocarse en el centro de la escena política.
Desde que anunció su candidatura, Trump está en los titulares, ya sea con sus declaraciones incendiarias sobre los mexicanos, o contra sus rivales republicanos y después de sus polémicas declaraciones arremete contra los medios. Los acusa de distorsionar sus comentarios, y genera una nueva ronda de titulares. Así fue como Chávez ganó su primera elección en 1998.
