Tiburones de la costa de la ciudad brasileña de Río de Janeiro han dado positivo en cocaína. Según un estudio publicado en Science of The Total Environment, los depredadores consumían droga debido a su liberación continua en instalaciones inadecuadas de tratamiento de aguas residuales y operaciones clandestinas de refinado. Algunos también podrían haber atacado ladrillos de cocaína que los traficantes habían perdido en el mar frente a las costas de Brasil, uno de los mayores mercados mundiales de la droga.

De los 13 ejemplares de tiburón picudo brasileño que los científicos analizaron durante casi tres años, todos presentaban cocaína en su tejido muscular y hepático, según el estudio de la Fundación Oswaldo Cruz, un instituto de ciencia, tecnología y salud.

“Es necesario hacer estudios específicos para determinar consecuencias exactas en los animales”, dijo Rachel Ann Hauser-Davis, bióloga del Laboratorio de Evaluación y Promoción de la Salud Ambiental del COI.

Debido a que los tiburones son depredadores, Hauser-Davis dijo que eran figuras centrales en la cadena alimentaria y se consideraban “especies centinela” que podían proporcionar alertas tempranas sobre las amenazas ambientales para los humanos.

Los científicos no indicaron qué efectos podrían tener la cocaína y otras drogas en los tiburones, aunque otros estudios demostraron que la trucha común puede volverse adicta a la metanfetamina. Otros científicos han documentado que los antidepresivos, metales pesados y anticonceptivos, también llegan a los ríos, lagos y océanos.

Por Dani Morera Trettin
Agencia Reuters