Señor director:

Escribo estas líneas dedicadas a un árbol que permanece desde hace años en el RIM 22 y que ha sido testigo del paso del tiempo y de miles de soldados que han pasado por esta unidad militar ubicada en la localidad de Marquesado, en Rivadavia.

En el suelo donde el eco resuena,/ y el viento lleva el susurro de pasos firmes,/ un pino se alza, testigo callado,/ de generaciones que se forjan en el barro y el hierro.// Raíces profundas, que abrazan la tierra,/ como los valores que el alma del soldado siembra./ Sus ramas, que rozan el cielo gris,/ son como las esperanzas que en el horizonte brillan.// A través de su corteza, el tiempo ha dejado/ las huellas invisibles de aquellos que pasaron,/ jóvenes de rostro decidido,/ y viejos de mirada sabia,/ todos bajo su sombra, buscando fuerza.// El pino vio el primer paso de cada soldado,/ el temor de la mañana, la disciplina del día,/ y cada despedida que el viento no olvida./ El viento es su voz,/ la historia se cuenta en sus hojas.

Willy Andrada
Ex soldado del RIM 22