Nacido un día como hoy, 16 de diciembre, pero de 1770 en Bonn, Colonia, Ludwig van Beethoven fue un referente en la historia de la música. Su padre alcohólico lo hacía practicar piano y violín a todas horas para que Ludwig generara ganancias y así mantener una familia que estaba muy mal.

Luego de la muerte de su madre y el encarcelamiento de su padre, Beethoven tuvo que hacerse cargo de sus hermanos dando clases de piano y tocando el violín en la calle. Todo cambió cuando compuso su primera obra a los 24 años, presentándose en público y sorprendiendo a la elite de aquel momento.

Ludwig se estaba quedando sordo, hasta que cayó en un pozo depresivo, pero la música era lo único que lo ayudaba a salir de ese lugar oscuro. Mientras, los editores se disputaban sus obras y la aristocracia austriaca, avergonzada por la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart en la pobreza, le asignó una pensión anual.

Debido a la pérdida de sus capacidades auditivas, Beethoven se enfocó en la creación de nuevas obras. El 20 de noviembre de 1805 fue primera representación de su ópera Fidelio. En los años siguientes compuso la Quinta sinfonía, la Sexta sinfonía o Sinfonía Pastoral, la Obertura Coriolano y la bagatela para piano “Para Elisa”.

Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera. Su último gran éxito fue la Novena sinfonía, terminada en 1823. Falleció el 27 de marzo de 1827, a su funeral asistieron unas 20.000 personas.

Por José Correa
DIARIO DE CUYO