
Quizás este año sea muy especial el "Día de la Madre”, que es el tercer domingo de octubre. Nuestra sociedad ama y respeta a esta figura que nos da la vida. Y, digo especial, porque en el contexto social y político que se vive en nuestro país, estos tiempos nos castigan sin cesar. Es ahí cuando la vida nos aprieta, los dolores nos abruman, las circunstancias nos lastiman. Entonces se yergue la figura de la madre. Son sus brazos y su pecho los que reciben al hombre y la mujer adultos, que son sus hijos, que se desahogan con lágrimas de emociones mezcladas. Es que la vida es dura y golpea de manera cruel. Pero ahí está ella, consolando a sus hijos, desde aquel que sufre un desamor adolescente, como a quienes transitan la adultez y perdieron sus trabajos, fracasaron al formar una familia o las adversidades los vencieron. Ese abrazo a corazón abierto de una madre es el que nos transporta al túnel del tiempo. A ese pasado en que fuimos niños. Es por eso que en este tiempo, en este mes hay mucho que pensar y valorar. Volver al amor de la madre, del padre, en síntesis, volver al amor de la familia.
Por Ramón Ochova – Poeta costumbrista
