Debo decir que mi experiencia de vacunación en el estadio Aldo Cantoni me reconcilió con el mundo, con este presente dramático que nos trajo la pandemia. Por supuesto que una citación para ser vacunado a todos trae una sensación de alivio. Vivimos con expectativas y ansiedad pensando en recibir el mensaje de texto sobre el día y hora que te van a vacunar. Cuando me dirigía hacia el estadio Aldo Cantoni recibí una grata sorpresa. La paz y el orden parecían inundarlo todo. La amabilidad del policía que recibió mis primeras preguntas. Rápidamente acudió a mi encuentro una asistente de Salud Pública, quien con cortesía me sacó todas mis dudas y me abrió las puertas al acceso para ser humanamente atendido. Me salieron al paso para pedirme documentación y en lugar de hacerme esperar de pie, me ofrecieron sentarme en una silla, que me acercaron. En todo el estadio nadie levantaba la voz. Los empleados de Salud Pública transmitían seguridad y tranquilidad y la gente expresaba en sus rostros una serena alegría. Me llamaron junto a otros cuatro, para ingresar al campo de juego mismo. Y en el centro, varios grupos de cinco sillas cada uno, bien separadas, nos esperaban para acomodarnos y recibir el maná de la vacuna. Una vez vacunados, nos indicaron otro sector donde esperaríamos unos veinte minutos para observar alguna reacción, y luego nos dijeron que podíamos marchar. Antes de irme del estadio agradecí a todos los empleados por el profesionalismo con que desarrollaron su tarea. 

 

Orlando Navarro
Periodista