Marcelo Gallardo, DT de River Plate.

 

Creo estar escuchándolo al "Muñeco” Marcelo Gallardo en la previa del partido de mañana frente a Gremio: "Muchachos, vamos perdiendo 1 a 0 y quedan 90 minutos. Es mucho tiempo. Podemos darlo vuelta”. También me vienen a la memoria las palabras del gran Helenio Herrera, director técnico argentino que en ese entonces dirigía al Inter, de Italia, en un partido en nuestro país por la Intercontinental: "El público no existe. Debemos concentrarnos en el partido y no oír las tribunas”. Todo esto lo mando vía cable emocional a Porto Alegre, para este partido decisivo de River por las semifinales de la Copa Libertadores. Porque creo que se puede. Claro que hay que corregir algunas cosas, de las cuales Gallardo ya habrá tomado debida nota. Por ejemplo, el juego aéreo de Gremio, que fue su arma principal en el triunfo de la semana pasada. Siempre ganaron por arriba, tanto adelante como atrás. En una sola oportunidad pudo Maidana llegar limpio al cabezazo, y fue porque Montiel cortinó a Kanehmann y lo contuvo en su tenaz persecución del defensor riverplatense. Después, el aire fue todo de ellos, incluido por supuesto el cabezazo que determinó el único gol del partido. En el fútbol de hoy, con líneas tan apretadas, marca asfixiante y mucho trajín, la pelota parada suele ser la diferencia en un partido. Y River no pudo resolver ese problema. No puede dejarlo pasar esta vez. En mi humilde parecer, hay que recurrir a un tercer "back” central, que puede ser Martínez Cuarta, para minimizar ese inconveniente. Con lo cual, tal vez, River deba mudar hacia una línea de tres, habida cuenta que el equipo brasileño va poco por las puntas y la pelota por elevación a los grandotes de arriba es el recurso que más utilizó. Otro cuidado defensivo es no ceder tantos tiros libres cerca del área propia, incluidos los tiros de esquina. Al margen de que el árbitro peruano les dio varias chances por esa vía, los brasileños supieron sacar provecho y así se llevaron el triunfo.

En el aspecto ofensivo estoy convencido que si River desarrolla el juego que sabe, puede dar vuelta el resultado. En Buenos Aires fueron escasas las veces que conectaron en velocidad volantes y delanteros. Martínez y Palacio, que volvían de lesiones, no entraron en ritmo del partido y Scocco, extrañamente, estuvo poco participativo. Lo mismo el colombiano Quintero. Sólo Ponzio y en alguna medida Santos Borré, conservaron su línea. Pero confío en ellos. Tal vez por la circunstancia indicada de la altura, Pratto sea una variante a tener en cuenta en lugar de Scocco, pero si River baja la pelota, y despliega su fútbol veloz y preciso, no es descabellado soñar con un triunfo.

¡Qué el espíritu de los Carrizo, Ramos Delgado, Perfumo, Néstor Rossi, Moreno, Labruna y tantos grandes que pasaron por nuestro club, ilumine la cabeza y los pies de nuestros jugadores! Y se traigan el triunfo desde Porto Alegre.