Señor director:

A propósito de un nuevo aniversario del terremoto de 1944, durante 2019 se realizó una muestra documental en el foyer del Auditorio, con material de archivo. Tuvimos oportunidad de ver fotografías, documentos escritos y listas de personas fallecidas. Descubrí con asombro y dolor que mi hermano Miguel, de once años y medio, fallecido durante el terremoto, no figuraba en esa lista. Su muerte, seguida pocos meses después por la de mi madre, marcaría la vida de nuestra familia para siempre.

Mi madre encontró a su hijo escarbando entre los escombros y luego debió entregarlo a los encargados de ejercer la luctuosa tarea de retirarlos de sus casas. Los restos de innumerables personas fueron llevados y enterrados en una fosa común o cremados. El caso es que pasados los años -muchos años, 76- cuando obviamente no queda nadie a quien preguntar, descubro que Miguel no figura en esas listas.

Se me ocurrió solicitar la partida de defunción en el Registro Civil. Allí encontré que "no existe partida de defunción". Miguel, nacido en San Juan el 13 de julio de 1933, no murió oficialmente.

Desde ese momento me he preguntado ¿cuántas personas fallecieron en el terremoto de 1944 en San Juan? ¿Son diez mil, como se afirma reiteradamente? ¿Son muchas más? ¿Son menos? Y fundamentalmente ¿quiénes son?

No busco culpables, tampoco los hallaría. Busco respuestas, las que se pueda, porque pasaron setenta y seis años. Y se trata de personas.