Señor director:
Parece increíble, pero en pleno siglo XXI, se puede observar que hay personas que mantienen costumbres de muchas décadas atrás en las cuales cada frentista regaba las calles, porque precisamente eran de tierra y el polvo que levantaban los vehículos era molesto y perjudicial porque ensuciaba las casas. Sin embargo, la situación se observa con calles asfaltadas. Tengo vecinos en el Barrio Aramburu, de Rivadavia, cerca de la plaza "Juan Pablo II”, que sigue con la vieja usanza de regar la calle. Pero, en este caso, el regar provoca la erosión del asfalto que, de paso, hay que decir que no es de buena calidad, por lo tanto es fácil que se dañe. No les dije nada a esta familia por miedo a que lo tomaran a mal. Ojalá el municipio pueda aconsejar a los vecinos en general y que OSSE, también recorra más las calles para sancionar a los infractores de malgastar el agua potable, más aún si es para regar calles asfaltadas.
Marcela del Carmen Gómez
DNI 16.190.170
