Señor director:
En ciertas ocasiones, los recuerdos, esas profundas experiencias que, de niño nos marcan, nos allanan el camino a otras vivencias, que el transcurrir de la vida, nos presenta en el camino, algo que comúnmente llamamos destino. Mi padre, nacido en Pozo del Mortero, provincia de Formosa, un poblado muy pequeño, se crió en el monte. Su familia criaba animales y se alimentaban de la pesca y caza. Vendían cueros de animales, practicaban el trueque. Pero algo cambió su vida. Algún buen ferroviario, al ver su inquietud, le enseñó a manejar el telégrafo y su vida a partir de allí, fue otra. Amaba las vías y comenzó a hacer cursos, estudiaba, ascendió rápidamente. Esas vías le llevaron hacia mi madre, hija también de ferroviarios. Formaron familia, nacimos dos hijas en Punta de Vacas, Mendoza. Allí vivíamos, en la Estación de Ferrocarril Belgrano. Una casa enorme de piedra. Mi padre conforme a su niñez, sabía perfectamente cazar, el manejo de armas y era común para nosotros que lo hiciera, hasta que un día algo sucedió, que cambió nuestra vidas para siempre. Venían los hombres con la cara quemada por el frío y el viento. Traían dos liebres que mi madre se aprestaba a cocinar. Veo que dejan las crías, las tomo en mis manos y corro asustada hacia una casa llamada por todos, la casita quemada. Yo quería que vivieran, en esa tarea estaba, cuando entra mi padre, se llevó sus manos a la cabeza y sin decir palabra, me abrazó, con profunda delicadeza quitó de mis manos congeladas los cuerpitos, me levantó en sus brazos y lloramos juntos. Camino a casa me abrazó fuerte. Entramos y mamá comprendió que yo había descubierto la muerte. Ambos me explicaron por qué no las iba a revivir. Yo seguía sin entender, hasta que mi padre fue por su escopeta, pistola y facón (que aún conservo), abrió el depósito de herramientas y las guardó. Nunca más aceptó invitaciones para ir a cazar. ¡Qué padre! ¡Qué preciosa enseñanza me dejó! Él partió cuando tenía yo 6 años, de esta anécdota me quedó el respeto por la vida, lo importante del amor de los padres, etc. Nos inculcó su profundo amor por la lectura y el conocimiento.
(Fracción del libro Vangel, para el que busco un merecido final).
Ing. Zulma Ledesma DNI Nº 13.893.012
