Señor director:
Desde hace un tiempo estamos siendo testigos y víctimas de múltiples actos de violencia. Nos van exponiendo un plan sistemático y organizado para mostrar a la sociedad una disconformidad del pueblo. Esto no es nada nuevo. Quienes peinamos canas, ya lo padecimos en la década de 1970, cuando un grupo de delincuentes advenidos en salvadores de la patria y encarnando alguna esencia divina, cometieron innumerables actos terroristas contra el gobierno democrático de Isabel Perón. Asesinaron personas ajenas a todo, por el sólo hecho de encontrarse en el lugar y momento equivocado.
La metodología es la misma que entonces, instalar el odio hacia las fuerzas armadas y de seguridad, viendo en cada uno de ellos un represor e intentando instalar un sistema de vida, ajeno al sentir nacional.
Es lamentable la desaparición de Santiago Maldonado. Pero aún más lamentable es la vergonzosa utilización política de este desgraciado hecho por parte de aquellos que no movieron un ápice en la desaparición de Julio López. En este caso mostraron cínicamente que los valores de la vida cambian, cuando se trata de gobiernos de una u otra ideología. Como alguien dijo una vez, estos idiotas útiles son manipulados por alguien que les da letra, objetivos y recursos. Sólo hay que profundizar las investigaciones en aquellos montoneros que se ocultaron por doce años y hoy parecen salir del ostracismo, para mostrar el verdadero rostro de los traidores a la patria.
Argentinos tengamos cuidado, que la historia no nos vuelva a pasar por encima.
