Recientemente, en Capital Federal, se produjeron una serie de hechos que dañan al espacio público, entre otros valores sociales. Ocurrió con motivo del tratamiento de leyes que se discutían, supuestamente en favor de los jubilados. Más allá de estas acciones y dentro de una democracia, que cada día se ve más debilitada, están los otros acontecimientos que lo producen verdaderas organizaciones de gente antipatria y que están lejos de representar el verdadero sentir del pueblo argentino. En este marco, la destrucción del espacio o propiedad pública, para manifestar sus descontentos, dañan la esencia y el respeto por la historia del país. Ver cómo quedó la plaza de “Los Dos Congresos” es lamentable. En mentes de mandados y pagados activistas de cualquier ideología, que no saben y no les interesará la historia argentina, por ende, no respetan nada y a nadie.

Esta clase de conductas destructivas se llevan a cabo en distintas proporciones y por otros motivos en San Juan. Es que cada vez que se realiza un evento festivo de cualquier índole, ocurre algo que huele a “parecido”. Eso también la falta de respeto a la propiedad pública. 

Allá, en la Plaza de los Dos Congresos, se usaron elementos peligrosos. Después de la destrucción de este patrimonio argentino, que sirvió para enfrentar a la ley y el orden, como se vio por los medios televisivos, sin importar el daño que hacían al patrimonio público, cultural, social y parte de nuestra identidad nacional.

Acá en San Juan, por desgracia, existe una total falta de respeto al patrimonio sanjuanino. En ocasiones, surgidas de las más altas esferas. Con la diferencia que esta iniciativa nace desde el seno de los que tendrían que cuidarla, sin tener visión de futuro y de la trascendencia mayúscula que el patrimonio local traería como beneficios a la provincia. Esta afrenta a los sanjuaninos, todos los años queda en la nada. Plazas, Parque de Mayo, monumentos y edificios históricos maltratados por vándalos que ignoran, o no, lo importante que son estos espacios.

No se respeta nuestro pasado ni las nuevas generaciones que están y las que vendrán, que exigirán y juzgarán el accionar a la falta de argentinidad que hoy no se respeta.