
Los ruidos molestos a cualquier hora del día y de la noche y en cualquier lugar es un grave problema que desde hace un largo tiempo quedó en el olvido su control. Será por el propio acostumbramiento o porque nos tornamos cada vez más permisivos, dejando de tener en cuenta las terribles consecuencias que esto conlleva (la contaminación sonora genera hipertensión arterial, problemas cardíacos, estrés, agresividad y sordera).
No se le otorga a la contaminación sonora la misma gravedad que suele adjudicársele a aquella que afecta al agua o al aire. Está claro que se tolera mucho más el exceso de ruido que el de la basura o de sustancias tóxicas. Incluso para muchos es ya un daño colateral que viene incorporado en el inventario de los efectos irritantes de la vida moderna en las ciudades.
Generadores de ruidos
Existen en la actualidad diversas fuentes generadoras de ruidos y con la modernización y el progreso de las ciudades se van incorporando otros con igual o mayor magnitud, que quizás hace un largo tiempo ya existían pero que ahora tienen otra metodología más notable o agresiva de expresarse (como es el caso de los escapes libres en automóviles y motos, eventos, fiestas públicas donde se destacan los boliches bailables sin control al respecto). Es el caso ocurrido hace pocos días atrás en la provincia de Córdoba, donde una persona se manifestó en contra de los ruidos provenientes de los boliches bailables (que en su mayoría operan con las puertas abiertas y con la música al máximo de su volumen en esa provincia).
Lo notable, es que ésta persona cansada de reclamos al municipio y a los entes encargados de su regulación; optó por sentarse en una silla en medio de una avenida muy transitada y con lluvia desde las dos de la mañana hasta que medios informativos se percataron de su presencia y lo hicieron público alrededor de las seis de la mañana.
El caso es que no sabemos si es que los controles de éstos ruidos molestos ya no se realizan o es que como se dijo anteriormente los dejamos pasar por alto, tratamos de incorporarlo al paquete incomodo de nuestro diario vivir.
Inclusive personas que habitan en edificios de departamentos ya comienzan con la música en alto volumen el día jueves de la semana y con suerte para los otros vecinos terminan el domingo pasada las 24 horas. Lo cual obliga a quien se sienta molesto llamar al 911 para que les hagan reflexionar, pero después que el personal policial se retira del lugar, vuelve la música, pero con mayor intensidad.
A todo lo expuesto sería oportuno que las autoridades a quienes les corresponde la tarea de contralor tomen cartas en el asunto, tanto en fiestas, eventos públicos de todo tipo, ruidos de los escapes deportivos de autos, transporte público, motos. Según averiguaciones el 55 % de las denuncias de los vecinos mencionan a los boliches bailables y sus ruidos.
En definitiva, si no se controla ésta difícil situación se van sucediendo diversos problemas en la sociedad que con alteración en su estado de ánimo y la aparición de diferentes trastornos físicos que llevan indefectiblemente a la medicación cuando en realidad si se tomaran medidas a tiempo este flagelo no sería necesario padecerlo.
