
San Juan, año 1948, de tiradores, sujetando y enganchados en amplios pantalones con botamanga y sin cintos. Camisas blancas y una que otra corbata. Pero siempre con zapatos de cuero bien lustrados. De esa forma, los trabajadores festejaban su día. Reuniones casi familiares, en donde el hombre trabajador era quien salía a la calle y a los campos para buscar el sustento familiar. Es que eran otros tiempos. La mujer estaba dedicada más a su casa y a la crianza de sus hijos, mientras la gran masa laboral era masculina. En la actualidad, la mujer trabaja a la par del hombre. Si comparamos los tiempos, se mantiene como una tradición el asado, regado con buen vino sanjuanino era el menú del trabajador en ese día tan especial.
Han pasado 132 años (1886) que nació este 1º de mayo. A nivel mundial es uno de los días en donde más justificado y fundamentado está el feriado. Sudor, lágrimas y muertes, costó conseguir las 8 horas de jornada laboral. Se trata de un día para reflexionar sobre el mundo del trabajo, sobre los esfuerzos del hombre y la mujer para lograr desarrollarse en como personas y familia en esta actualidad hostil.
Decía mi padre: "el 1 de mayo, es sólo nuestro. Es el día de nuestros esfuerzos y no festejarlo produce un vacío de tristeza”. En aquella época, casi rozando la mitad del Siglo XX, este día era sinónimo de: "juntadas” y dar gracias a Dios por ser trabajador.
Siempre se hacía celebrar una misa para recordar aquellos que murieron y que fueron compañeros del trabajo.
En la actualidad, la tecnología del siglo XXI, con respecto a la información, nos muestra cada rincón del planeta el día del trabajador, sus formas y estilos de celebrarlos, en donde las penas y los abrazos junto a una sonrisa nos hermanan, dándole al 1º de mayo, la importancia de nuestra existencia y saber que nuestras luchas nunca terminan.
Por Leopoldo Mazuelos Corts
Dirigente vecinal
