Señor director:

"Con los chicos no”. Esa célebre frase que popularizó un periodista, se puede aplicar a esta situación que quiero comentarles a los lectores de DIARIO DE CUYO. Desde hace unos meses, ser puede observar en distintos puntos de la ciudad a por lo menos 3 ó 4 mujeres sentadas en la vereda con niños pequeños en sus brazos pidiendo limosna.

Cualquier persona distraída puede decir que esto se debe a la situación económica delicada que vive el país, por ejemplo. Pero esto no es así.

Si de algo pueden sentirse orgullosos o satisfechos los sanjuaninos, es de que tienen organismos públicos que contienen a las personas en situación de calle, que por cierto no son tantas.

Quienes han viajado a otros países, en especial de Latinoamérica, pueden decir que han visto cientos y quizás miles de personas que padecen esta situación que no es, pese a todo, la de San Juan.

Desde hace unas semanas, llama la atención estas mujeres jóvenes con pequeños en sus brazos que se sientan en las veredas del microcentro y con ruegos piden limosna o intentan vender agujas e hilos para "comprar leche para sus hijos”. 

En el Código de Faltas, Capítulo II, Artículo 129 habla sobre la mendicidad: El que siendo apto para el trabajo se dedique habitualmente a la mendicidad será sancionado, conjunta o alternativamente, con pena de trabajos de utilidad pública, prohibición de concurrencia, instrucciones especiales y/o arresto de hasta veinte (20) días.

Artículo 130. Mendicidad fraudulenta, vejatoria o valiéndose de menores: El que mendigue en forma amenazante, vejatoria o utilizando medios fraudulentos para suscitar piedad o valiéndose de menores de catorce (14) años o de persona incapaz será sancionado, conjunta o alternativamente, con trabajos de utilidad pública, prohibición de concurrencia, decomiso y/o arresto de hasta treinta (30) días.

Es de esperar que las autoridades correspondientes tomen las medidas del caso, se actúe de oficio y se llegue a una solución. Además de concientizar a estas personas, que tengo entendido son de la comunidad gitana, que no se debe hacer semejante acción de exponer a criaturas de menos de 3 años de edad.