Dice Manuel Marzal que el panteón andino actual está constituido de forma sincrética, es decir que la religión católica se sintetiza con la andina. Existe Dios, los santos (esto es Jesucristo, las advocaciones marianas y los santos canonizados). Por otra parte, se nos presentan diferentes seres sobrenaturales andinos como los cerros o "apus", y la Pachamama o "madre tierra". Respecto a esta representación mítica, se la considera como una mujer, bondadosa, vigorosa, sin forma concreta y es el principio de la fertilidad. Es venerada en Ecuador, Perú, Bolivia, parte de Chile y en las provincias del noroeste argentino. Cabe aclarar y siguiendo rigurosos estudios de la protohistoria local, que los huarpes nunca veneraron a la Pachamama, no obstante, la conquista inca. Siguiendo con el tema en cuestión, la "madre tierra" tuvo gran popularidad en el Incario o Imperio inca. Adolfo Colombres expresa que la "palabra ‘pacha’ designó en un principio sólo un tiempo o edad del mundo, para pasar luego a referirse a un lugar o espacio y a la misma tierra generadora de la vida y fecundidad". La gran fiesta se le celebra el 1 de agosto, este es el día de la "corpachada" (corpachar: dar de comer y beber a la tierra), una demostrativa y solemne práctica ritual que comienza con una plegaria a través de la cual se establece un compromiso sagrado entre el hombre y la Pacha que los dos están obligados a cumplir. Luego de esta invocación se continúa con la principal parte del ritual. Se prepara comida, se elabora chicha, además se adquiere coca y cigarrillos. Los creyentes arrodillados depositan parte de estas ofrendas en un hoyo cavado en ciertos sitios como puede ser un lugar de la vivienda, a la orilla del camino o en la cercanía de una vertiente. A estos espacios se los suele denominar "apachetas", considerados como templos. De esta manera las ofrendas brindadas pasan a formar parte de la "madre tierra". Finalizada esta ceremonia los creyentes ahuman la tierra y se retiran serenos porque la Pacha ha quedado complacida. Para los indígenas andinos, la Pachamama es además la encargada de madurar los frutos, acrecentar el número de ganado. Se acostumbra a invocarla en tiempos de sembradíos, ante posibles contingencias climáticas y para proteger a los caminantes de la puna o el "soroche". También se dice que es muy solapada y vengativa con los incrédulos e desagradecidos sobre todo con los que no "corpachan".
Por Edmundo Jorge Delgado
Profesor – Magíster en Historia