Señor director: 
Nunca creí que llegado al momento, la sensación fuera tan desagradable que no se la deseo a nadie. Hace unos días, mi madre sufrió una complicación renal que derivó en un cólico que, según su propio testimonio, le provocaban dolores insoportables. En ese momento acudimos a un médico particular para que la viera en su domicilio. Pero, por la hora que era (casi medianoche), el profesional nos aconsejó que la lleváramos directamente a un hospital o clínica, para someterla a unos estudios que determinaran fehacientemente el origen de la dolencia. 
Supusimos que nos indicaba que la lleváramos al Hospital de Caucete, por la proximidad con nuestro domicilio, pero inmediatamente nos sugirió que la trasladáramos hasta el Hospital Rawson o Marcial Quiroga, uno en la ciudad de San Juan y el otro en el departamento Rivadavia. 

Fue cuando comenzamos a averiguar en que se la podía trasladar, ya que mi madre no soportaba los dolores. Nos dijeron que no perdiéramos tiempo solicitando una ambulancia ya que el único móvil que se disponía en esa ocasión había salido hacia un distrito cercano y que demoraría en regresar. Nos aconsejaron que como pudiéramos la lleváramos un en un auto particular, lo que iba a ser más rápido y efectivo. 

Según lo que me han comentado, situaciones como éstas se presentan a menudo en Caucete, lo que resulta inadmisible ya que el Hospital Regional de Caucete, "Dr. César Aguilar”, debería contar con los medios para la atención de todos los casos de dolencias, emergencias y, en último caso, para el traslado de pacientes de urgencia. 

En nuestro caso tuvimos una solución al contar con vehículo y poder trasladarnos a la ciudad de San Juan, pero hay casos en que no se cuenta con los medios y que las situaciones se complican en gran medida.