El título corresponde al tango que brillantemente y con toda emoción canta Argentino Ledesma con la orquesta de Héctor Varela: "Eras como la flor y los caminos.// Te quise para mí y eras del aire y del viento, la lluvia y el rocío". Escuchar ese tema me puso romántico. Y, en estos días, en los que repiquetean en nuestros sentidos, aquí y allá, insultos que van y vienen, en una campaña política que ya pasó, pero que volverá en octubre próximo, hay algo que no pasará: el amor, como decía San Pablo.

En realidad no se trata del "Día de los Enamorados", ni de la dulzura, si no que en medio de tanto "barullo+ vendrían bien algunas líneas de poemas escritos por famosos y no tanto. Aclaro que no es una breve antología, simplemente una ayuda memoria sin recurrir a Internet, Facebook, Instagram, Whatsapp, YouTube, etc. Porque gracias a Dios aún me funciona el "Disco Rígido".

Me impresionó un pensamiento de nada menos que Macedonio Fernández, el cual dice así: "Amor se fue mientras duró todo hizo placer.// Cuando se fue, nada dejó que no doliera". Es que aún en "Venecia sin ti", te encuentres donde te encuentres, son las ausencias que golpean y "pisan fuerte".

Ernesto Cardenal, aquel cura poeta de la era tercermundista que vivió o vive en la isla Solentinamo, resuelve de esta manera la situación: "Al perderte yo a ti,/ tú y yo hemos perdido:/ yo porque tú eras lo que yo mas amaba/ y tú, porque yo era el que te amaba más.// Pero de nosotros dos tu pierdes más que yo,/ porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,/ pero a ti no te amarán como te amaba yo".

Pero, antes de decirle a esa "ingrata que al que olvida hay que olvidar", escuchemos lo que nos dice Jaime Dávalos: "Grabé tu nombre y el mío en la arena del mar/ y un juramento que nunca me atrevería a jurar.// El viento, como el olvido,/ la arenita se llevó y ahora se ha vuelto arena lo que juramos tú y yo.// No le prometas a nadie que nunca lo olvidaras,/ porque el amor es eterno y nuestra vida fugaz".

No obstante en "Zamba para olvidar", el enamorado le pregunta a la que se ausentó: "No sé para qué volviste, si ya empezaba a olvidar". Claro que el hombre después lloró. Sin dudas, que cuando se empieza a sentir nostalgia por quien estuvo en nuestro lado, es la soledad que avanza y allí que Luis Miguel siente que la extraña desde que "La aurora comienza a dar colores". Pablo Neruda lo explica más simple: "Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise".

Compensa leer a Mario Benedetti que en "Inventario", afirma: "Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo,/ y en la calle codo a codo somos muchos más que dos". Esa confesión me anima a recordar a casi cumplir 3 veces 20 años de unión, el día que le dije a ella "acompáñame mi amor que el amor nos espera". Un amor que creció "en las siete vidas de los siete amores del primer amor".

Ahora, siempre tomados de la mano, vamos al encuentro de los enamorados a proclamar "que el amor permanece, que el amor es amado".