El evangelio de Lucas (19,1-10) contiene un mensaje revelador, nos acerca al tiempo de preparación para Navidad. El relato evangélico narra que Jesús pasa por Jericó, un publicano (recaudador de impuesto) “quería ver quien era Jesús”; parece el primer paso de su conversión, el deseo de ir más allá de la propia situación, seguramente tenía dinero, pero el espíritu necesita otra cosa, no satisface una situación material cómoda, la posesión de bienes materiales provoca la ansiedad por tener más en una carrera interminable. Zaqueo sale de esa situación, busca ir más allá de sí mismo. Jesús era conocido, traía un mensaje, hacía milagros, pero Zaqueo quiso ver quien es Jesús; la expresión evangélica revela un sentido de la existencia humana, “ver quien es” puede significar un encuentro con la persona; Jesús lo miró, enseguida dijo “Zaqueo, baja pronto”. La respuesta de Jesús es inmediata, era un momento propicio para que Jesús entrara en el corazón de Zaqueo, quien ante ese encuentro decidió dar la mitad de sus bienes a los pobres y si había perjudicado a alguien darle cuatro veces más; sigue el anuncio de Jesús: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”, el publicano vio a Jesús, por eso se descubrió a sí mismo y cambió de vida. Jesús le mostró una nueva vida, la salvación. 

En ese relato se advierte hechos que nos ayudan a entender la conversión: Jesús pasa, en algunos casos llama, “sígueme”; en otros la búsqueda del sentido de la vida, la salvación, como en el caso del publicano, lleva a la conversión; o por lo menos a la búsqueda de una realidad superior a la humana que de sentido a la vida. 

Cristo trae la salvación, la interpretación de ese texto puede ser para nosotros una oportunidad para pensar cómo nos preparamos para que llegue a nuestra casa. En la multitud que impedía al publicano ver a Jesús, podemos imaginar impedimentos que hoy dificulten el encuentro con Jesús, múltiples distracciones que mantienen la mente dispersa. Hay dispersión que no queda en una recreación, sino que se enfrenta a una gran cantidad de estímulos pasajeros que mantiene la conciencia fuera de sí misma.

En la Iglesia comienza el tiempo de Adviento, preparación para Navidad, en ella podemos encontrar signos de la revelación, si en nosotros hay actitud de búsqueda podemos entender mejor esos signos. 

Adviento tiene sentido de espera, la venida del Señor se acerca, vivimos ahora la alegría, pero en una espera confiada que nos orienta a la felicidad definitiva. Vivimos en el modo de la esperanza.