Señor director:
Se cumplió el 11 de diciembre del corriente, un año de la ausencia entre nosotros de un Defensor del Pueblo ejemplar en la conducción y protección de los derechos colectivos y difusos de los ciudadanos. De extracción bloquista, absolutamente compatible con los requerimientos del pueblo ejerció la Defensoría de San Juan durante décadas, dando parte en cada planteo o necesidad realizada por ciudadanos de nuestro suelo, al lugar que merece la persona. La delicada y merituada labor del abogado, Julio César Orihuela, señalada por una particular empatía con "el quejoso", como se lo denomina en el ámbito de los reclamos y por su figura, lo marcaron por tener los suficientes y eficaces criterios de diálogos para llegar a acertadas resoluciones. Muy difícilmente sea reemplazado en la modalidad de su persona. Es que justamente en la administración de justicia y la equidad, las banderas políticas del oficialismo o ideologías de turno no deben de ninguna manera estar presentes en tratamiento alguno. No se califica en este sentido a la persona sino justamente su perfil exento de afinidad con los poderes de la Provincia y dignificado por estar simplemente del lado del ciudadano. De nuestra parte cumplimos recordando como merece en reconocimiento. Un representante vigente como ejemplo de funcionario a seguir. Hasta siempre Julio.
Por Mario Daniel Correa D’Amico
Profesor, filósofo y pedagogo. Profesional de la Educación con doctorado y especialización en el área.
