Señor director:
Ha pasado el tiempo y nuestro pequeño hijo ya no se sienta solo a la mesa para comer, y lo puede hacer más o menos solo. Ahora debemos tener en cuenta que la mayor parte de la educación que queremos dar a nuestro hijo pequeño va a depender de nuestro modo de ser; nuestro hijo nos imitará en nuestro modo de actuar y de hablar. Somos sus modelos y actuará según el ejemplo que le demos. En la medida que expresemos alegría y pena, placer y dolor, él lo sentirá con nosotros; si somos capaces de mostrar nuestros sentimientos en forma natural, el niño se desarrollará como una persona sensible. No solo la forma en la que nos comportemos en las comidas, o como nos tratemos uno al otro o a otras personas, tendrá un efecto profundo sobre el niño, sino también de las cosas que hablemos delante de él. Si se enjuicia sin escrúpulos a otras personas, o si hablamos del dinero del vecino, el niño percibirá la intolerancia y la envidia en sus padres, y no es de extrañar que pronto empiece a mostrar una conducta similar.
Dr. Francisco Lázzaro
Médico – MP 1760
