Señor director:

A menudo utilizo este espacio que se me ofrece en el querido DIARIO DE CUYO para expresar mis inquietudes vinculadas a la realidad sanjuanina. Pero en esta ocasión quiero hacer un homenaje a una persona muy especial, que es la que me ha inculcado valores fundamentales para afrontar la vida y reconocer cuál es la senda correcta que debo transitar para convertirme en una persona de bien. Esa persona especial es mi padre, el doctor Marcelo Eduardo Miranda, quien siempre tuvo la palabra acertada y el gesto correcto para demostrar cómo había que proceder en cada momento.
Me siento orgulloso de mi padre, porque donde quiera que voy me dicen cosas buenas de él, tanto en el aspecto personal como profesional.

Querido padre, sos un auténtico guerrero de la vida. Yo mejor que nadie te he visto pelear todos los días y he comprendido que no hace falta esperar que llegue el Día del Padre para rendirte este pequeño, pero sincero homenaje.

En ocasiones te veo cansado, por los problemas que te toca atravesar, pero nunca te he visto claudicar ante nada, especialmente ante la tarea de ofrecer amor y dedicación a tu familia.
¡Gracias, padre querido, por todo lo que me das!