El Congreso de la Nación reúne a diputados y senadores. Se trata de hombres y mujeres responsables de dar o establecer leyes necesarias para convivencia humana, a través de su labor, en función de haber sido elegidos por el voto popular. Por tal motivo quiero remarcar su labor especial: defender al pueblo de la Nación Argentina y su soberanía frente a potenciales amenazas de intereses contrarios por sobre todo las cosas contra la vida de las personas. Esto, teniendo en cuenta, precisamente, los derechos humanos. También es necesario recodarles, cómo la inmensa mayoría de los argentinos es consciente de que, en función de muchísima evidencia científica que nutre la legislación argentina, la Constitución Nacional afirma y confirma el hecho de que la vida inicia al momento de la concepción, cuando óvulo y espermatozoide originan en la unión un nuevo ser de un código genético diferente. Por tal motivo, solicitarles entonces, que cumplan con el deber para el que han sido elegidos y que no se transformen en gestores y defensores de leyes que atenten contra la vida de sus representados, sino que la promuevan, mejoren y la hagan más plena. Sin embargo, en el presente y con intereses económicos como hilo conductor de las gestiones de salud, por ejemplo, debemos escuchar a los dos últimos ministros Salud de la Nación señalar como cierto, que un aborto puede llegar a ser "seguro" para una madre y que el niño por nacer no es persona, sino "un fenómeno".

Señores legisladores, no cambien su profesión ni vocación por la de genocidas. Ya conocemos los discursos, acciones y consecuencias de quienes pensaron a otras personas como fenómenos, parias o simplemente enemigos. Les recuerdo que muchos "fenómenos" casi fueron abortados y hay casos famosos y célebres como la cantante canadiense Céline Dión, el cantauror italiano Eros Ramazzotti o el futbolista portugués Cristiano Ronaldo. Me pregunto si el fenómeno de Karol Wojtyla luego San Juan Pablo II, finalmente hubiera sido abortado, ¿habría caído el muro de Berlín o en su lugar habríamos desaparecido por una guerra nuclear?

Es por ello que es necesario pedirles que cumplan con la misión para la que han sido elegidos: un trabajo legislativo en respuesta y gestión de las verdaderas demandas y necesidades ciudadanas para contribuir al desarrollo argentino, nuestro bienestar común y la seguridad de la sociedad, con del trabajo en la persona y su dignidad.

 

Acción parlamentaria

Argentina merece ser una nación mejor. La base debe ser el construir en un marco de desarrollo sostenible y sustentable. Para ello, la economía, educación, trabajo, medio ambiente y salud deberían ser los ejes motores de la acción parlamentaria y no la promoción de la muerte de inocentes.

 

Por Lic. Adrián Alonso
Lic. Comercio Internacional
Periodista Agrario