Señor director:
A más de un año de iniciada la pandemia por el Covid-19, podemos ver que todos los métodos de protección colectivos fracasaron en menor o mayor medida. Si miramos con atención todo lo sucedido desde que se inició esta peste en el mundo en general y Argentina en particular, vimos que el confinamiento afecta la salud mental, se producen cierres de fuentes laborales y con ello la economía se deprime más. Se produce una psicosis de pánico ante el posible contagio de la enfermedad y/o la muerte. Los protocolos para ingresar a comercios de cualquier tipo pueden servir en el lugar, pero en la calle es un descontrol en el que el contagio está a la orden del día. Quizás, como dicen algunos especialistas, el cuidado individual sea la mejor forma de no contagiarse o al menos minimizar los riesgos. Cada persona debe hacerse responsable de sus actos. Y, aquel que sabe que está infectado y adrede se suma a una reunión social o utiliza medios públicos de transporte entre otros, debería someterse a la Justicia Penal. Las restricciones colectivas suenan más a utilización política de la crisis sanitaria, más que otra cosa.
Adriana Bullaich
DNI 14.456.763
