Con el lema "María Inmaculada, ven con nosotros a caminar", se está llevando a cabo la novena en honor a la Inmaculada Concepción de María. Además, se cumplen 45 años desde que se declaró la Parroquia como Santuario Arquidiocesano de la Inmaculada Concepción. La Novena tiene como característica el tema de la "Peregrinación": se recibirán personas y comunidades de todas las parroquias de San Juan. El programa de actividades es el que a continuación se detalla: novena hasta el 7 de diciembre: todos los días 7.30 horas: Rosario, 8 horas Santa Misa. A las 20.15 horas recepción de peregrinos y Rosario. 21 horas Santa Misa. El 8 de diciembre habrá Misa a las 00 horas, luego a las 5 de la mañana se realizará la tradicional procesión con la imagen de la Virgen desde el Colegio Santa Rosa, y habrá misas a las 6, 7.30, 9, 11 y a las 19 horas la procesión solemne y Misa de la tarde.

HISTORIA 

A mediados del siglo XVII se establece un oratorio con el título Inmaculada Concepción, en un lugar cercano a la actual plaza donde fue fundada San Juan de la Frontera. La devoción se arraigó profundamente en el Siglo XVIII, seguramente gracias al Padre Don Simón Tadeo de Díaz y los fieles del Pueblo Viejo. El Dogma de la Inmaculada Concepción de María es definido Solemnemente a través la Bula Ineffabilis Deus, el 8 de diciembre de 1854, donde se afirmó lo siguiente: "Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles". Es decir que declaraba que la Virgen fue preservada del pecado original. Esta devoción fue durante siglos creída y celebrada por los fieles. Hoy renovamos peregrinando hacia el Templo, esta devoción de la pureza que adornó a la Virgen en su corazón y en su cuerpo. Ella, la sin mancha, nos acoge y anima a configurarnos con su Hijo. Vivamos este tiempo de Adviento preparando nuestro Corazón para recibir y celebrar el misterio de nuestra fe. 

 

Por María Eugenia Fernández
Comunicación-Arzobispado
San Juan de Cuyo