Los complejos turísticos con aguas termales son fuente de ingresos de gran magnitud en la industria turística. San Juan necesita reflotar emprendimientos, como La Laja, en Albardón (foto), Guayaupa y Talacasto, entre otros.

Distante unos 18 kilómetros de Villa el Salvador, Angaco y aproximadamente a 40 kilómetros de la ciudad de San Juan, en la ladera del cerro de Pie de Palo, se encontraban los conocidos baños termales de Guayaupa, en los que gran cantidad de personas de Angaco, de la capital sanjuanina y uno que otro turista, se daban cita, en busca del beneficio de sus aguas milagrosas que tanto bien hacían a la salud de quienes visitaban estas termas. Más arriba, pero en Caucete, se encontraban los baños de "Niquizanga”, también en las laderas del Pie de Palo. Se llamaba Guayaupa por tradición, ya que el cacique del mismo nombre, de aquel entonces de la zona, llegaba con su gente a los baños para llevar agua y proveer, del líquido elemento a su ganado. Además hacía que su gente se bañara en esas aguas para purificar sus cuerpos, en busca de una buena salud y hacer más fuerte su tribu. Para llegar a esos baños los visitantes (tiempo después) lo hacían en carretas, a caballo o camiones que transitaban por huellas no conservadas para tránsito vehicular. Estos baños termales nunca tuvieron el interés de los gobiernos de turno, como pasó, pasa y seguirá pasando, (ejemplos sobran, lamentablemente). Hicieron de estas posibilidades turísticas una alternativa muerta, con poca visión de futuro, dejándolas morir a "cuentagotas", por falta de mantenimiento y desconocimiento que raya la ignorancia.

Por Leopoldo Mazuelos Corts   DNI 5.543.908