Señor director:

El día 1 de mayo fui testigo de un hecho incalificable. Era mediodía y pude observar como varios niños de unos 12 ó 13 años se trepaban al techo de la gruta de San Juan Pablo II, ubicada en una plazoleta del Barrio Aramburu, Rivadavia. Mientras unos "escalaban” las paredes, otros rompían parte del techo entre carcajadas maliciosas. Conociendo sus comportamientos en patota, preferí no decirles nada. Pero, ningún vecino intervino. Esos niños son del barrio. Creo que la reflexión es clara: existe una falta de valores entre los cuales se puede mencionar el respeto. Si los niños se comportan de esa manera es porque los padres se lo permiten y no les ponen límites. No les enseñan qué es bueno y qué es malo. No les enseñan a vivir en sociedad.

A todo esto, una vecina comentaba que como no se les puede llamar la atención a los menores, se hace una pérdida de tiempo hacer una denuncia policial.

Creo que en una sociedad debe haber ley. Los padres deben hacerse cargo de los hechos que cometan sus hijos en todo sentido. Por lo pronto, se hace necesario pedirle al municipio, que por favor repare los daños cometidos por estos niños, mal educados por sus padres. Y a la Policía, que patrulle con ahínco la zona.