Me llenó de emoción ver hace unos días un video en que cientos de cabras y chivatos llegaban desesperados hasta las márgenes del río Mendoza, por donde después de mucho tiempo corría nuevamente el agua. Vi la desesperación de esos animales y el sufrimiento al que deben haber estado sometidos al no contar con agua en la medida de sus necesidades.

Un arriero me dijo que es realmente asombrosa la capacidad de este ganado de soportar la falta de agua pero también es cierto que cuando tiene la posibilidad de acceder a una laguna o un río, ponen de manifiesto toda la carencia que han sufrido.

Cuando vi este "espectáculo" de la naturaleza me dije a mí mismo qué grande es Dios, que siempre presta su auxilio cuando más hace falta. Ojalá que el agua siga fluyendo para bien de todos.