El lunes pasado Pablo Moyano anticipaba que la CGT estaba analizando un paro general para diciembre y que una reunión clave al otro día definiría la medida de protesta. Pero en dicho encuentro, su idea de paro general chocó de frente. Los denominados “gordos” de los grandes gremios, el sector de “independientes” que reúne a la UOCRA, UPCN y Obras Sanitarias, y el barrionuevismo no sólo no acompañaron el plan de protesta dura impulsado por el líder camionero sino que, además, resolvió en esa reunión, sentarse a la mesa del diálogo propuesta por el gobierno de Javier Milei. Fue la gota que derramó el vaso: Pablo Moyano renunció a su puesto de secretario general en el triunvirato que conduce la CGT y así se precipitó el quiebre en la central obrera que debilita el poder de negociación y representación del sindicalismo.
El hijo de Hugo Moyano renunció a través de una nota formal de tres líneas en la que argumentó que no coincidía con la mesa chica de la Confederación.
“Me dirijo a ustedes, que he tomado la decisión de renunciar a mi cargo como co-secretario general de la Confederación General del Trabajo, al no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada ‘mesa chica'”, dice la nota que remitió al Consejo Directivo Nacional de la central.
Se había quedado solo y hasta su papá Hugo se despegó de su plan ya que informalmente anticipó al resto de la conducción sus diferencias con la protesta que alentaba su hijo y número dos del gremio
“No es momento para hacer un paro, no hay margen para una medida loca a fin de año, menos con la inflación a la baja y con estabilidad cambiaria”, dijo entonces un jerárquico de la CGT al que le incomoda el conflicto y que presionó en la discusión interna para forzar una negociación con la Casa Rosada.
“El diálogo es la llave maestra para resolver los conflictos”, argumentó el dirigente durante la reunión en la sede de UPCN.
La salida de Pablo Moyano no es la primera muestra de la tensión que se vive en la CGT por las distintas posiciones frente al Gobierno.
Primero ocurrió el portazo del número dos de Smata Mario Manrique, referente del ala dura y del sector gremial que responde al kirchnerismo, que a mediados de octubre abruptamente renunció a su cargo en el consejo directivo cegetista enfrentado con la posición de la mayoría dialoguista.
Días después se sumó la fractura en la poderosa Confederación de gremios del transporte, la CATT, a partir de la salida de su titular Sergio Sassia, el jefe de la Unión Ferroviaria y alineado con el ala moderada de la CGT, por su abierta disputa con Pablo Moyano y los sectores duros que dominan la cúpula de esa entidad.
En este escenario, con Moyano afuera, es una incógnita saber qué pasará con el resto de los dirigentes del consejo directivo de la CGT que comulgan con el moyanismo. Podrían seguir los pasos del líder camionero, por ejemplo, Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), Pablo Flores (Aefip) y Omar Plaini (Canillitas).
> El cargo no se pierde
Concretada la renuncia de Pablo Moyano, ahora su papá Hugo, líder del Sindicato de Camioneros, designará al reemplazante de su hijo mayor en la conducción cegetista, ya que los cargos no son personales sino de cada organización gremial.