Pasadas las 22,30 continuaba anoche, y con final abierto, la maratónica reunión del Gobierno nacional con tres gremios de aeronavegantes en los que se negociaba el futuro inmediato de la compañía estatal Aerolíneas Argentinas. Y era incierto cuál será su destino: si sigue operando después de que se pase la motosierra al convenio colectivo de trabajo para desaparecerían los principales privilegios de los pilotos y demás empleados o, como amenaza el Gobierno, se abre el concurso preventido de quiebra y a otro cosa.

Uno de los jefes sindicales admitió que el clima es tenso debido a la fuerte postura del Presidente: “Nos dijeron que si no firmamos el acuerdo, se cierra Aerolíneas o presentan el PPC (Procedimiento Preventivo de Crisis)”, que, sobre la base de la presentación de los números que demostrarían la crisis económica que atraviesa, habilita a una empresa a negociar con los sindicatos las suspensiones del personal o las indemnizaciones por un monto menor al fijado por ley.

La serie de reuniones con los sindicatos del ala dura de los aeronavegantes comenzó a las 14 con la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y con la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).

Pero la disputa no sólo se centra en cambiar el convenio colectivo de trabajo ya que en la mesa de trabajo también está la negociación salarial, el otro punto clave que definirá si se avanza hacia un acuerdo o queda la mesa servida para que el Gobierno avance con la privatización o el cierre de la aerolínea de bandera.

Los sindicatos se quejan de un desfasaje del 90% frente a la inflación desde diciembre y reclaman una mejora “con un 3 adelante”. Sin embargo, los funcionarios libertarios aún no se mueven de la oferta del 14% para el período junio-agosto. De todos modos, lo que más interesa al Gobierno es cambiar las cláusulas de los convenios que garantizan los remises para que pilotos y tripulantes de cabina se trasladen desde sus casas a los aeropuertos, y viceversa, un servicio que le cuesta $1000 millones por mes al Estado. También se busca que los pilotos resignen los pasajes en clase ejecutiva para ellos y sus familias, que representan alrededor de $20.000 millones al año.

En este escenario, anoche seguía el debate y no había indicios sobre si habría o no acuerdo.