Aunque desde su asunción al frente del Vaticano siempre puso en el foco de sus críticas a los gobiernos no peronistas de la Argentina esta vez el Papa Francisco, acompañado del líder piquetero Juan Grabois, profesó un duro golpe contra la gestión de Javier Milei: destrozó el operativo antipiquetes del Ministerio de Seguridad y el accionar que suelen desplegar los efectivos policiales contra los manifestantes para sostener el orden y la libre circulación.

“El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía”, sentenció, sin filtros Mario Jorge Bergoglio que esta semana confirmó que no vendrá a la Argentina en 2024.

Así, la máxima autoridad eclesiástica contradijo a la administración libertaria al pronunciarse a favor de la justicia social y cuestionar la represión. “Si los movimientos populares no reclaman, no gritan, no luchan, no despiertan conciencias, las cosas van a ser más difíciles”, advirtió el Papa.

Pese al fuerte impacto de sus declaraciones, que rechazaron casi todos en el arco libertario, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri y el jefe del bloque Federal, Miguel Angel Pichetto, el Gobierno nacional le respondió al Papa pero evitó confrontar y seguir agrandando el conflicto.

El vocero presidencial, Manuel Adorni sostuvo: “Es la opinión del Papa Francisco, la cual respetamos, escuchamos y hasta reflexionamos sobre lo que dice el Papa, pero no tenemos por qué compartir la visión que tiene sobre algunas cuestiones”.

“El respeto es total y absoluto por lo que pueda decir el Papa, con respecto a cualquier cosa”, puntualizó.

El Sumo Pontífice se reunió con dirigentes sociales en Roma, entre los que estaba Juan Grabois; hizo una férrea defensa a la protesta social y alentó a seguirla; habló de un pedido de coimas “de un ministro” pero no especificó bajo qué administración.

“Me hicieron ver un filmado de una represión de hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, el gas pimienta de primera calidad. No tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas”, sostuvo el Papa, y agregó: “El gobierno se puso firme: en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso”.

En la misma línea, remarcó: “Mirar desde lejos, mirar desde arriba, con indiferencia, con desprecio, con odio. Así se gesta la violencia: el silencio de la indiferencia habilita el rugido del odio. El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física, la violencia física a la guerra de todos contra todos. Ahí está la cola del diablo’.

Sus palabras referencian al accionar policial durante una movilización convocada en rechazo del veto presidencial a la actualización de los haberes jubilatorios que culminó con un mega operativo de seguridad que avanzó con gases contra los manifestantes.

En otro pasaje de su discurso, pidió “que nadie nos robe la memoria histórica y el sentido de pertenencia a un pueblo”, y cuestionó a Julio Argentino Roca, uno de los próceres venerados por Javier Milei. “Los argentinos, que tenemos solo 600 mil aborígenes, acordémonos de Roca que les cortó la cabeza a todos los aborígenes, una cosa vergonzosa”, sentenció.

> La bronca de Pichetto

El jefe del bloque de Encuentro Federal, Miguel Pichetto, acusó ayer duramente al Papa Francisco de “influir en política interna” de la mano del líder del Frente Patria Grande, Juan Grabois. “El Papa se sigue equivocando. Hoy, al lado de Grabois, como antes de Alberto Fernández, influyendo en la política interna”, lanzó.