Bajo las coquetas calles adoquinadas de San Isidro sucedía un mundo paralelo y casi de película. Casi 200 metros de túnel, de 3,60 de profundidad, recorrían un camino subterráneo cuidadosamente construido durante casi un año por un grupo comando delincuente, con el plan de emerger justo desde abajo de la bóveda del Banco Macro y llevarse un botín multimillonario. Pero, faltando sólo 5 metros para conectar ese conducto clandestino con la sucursal bancaria, una torpeza de los ladrones les desbarató toda la estrategia. Un repartidor panadero descubrió de pura casualidad el artilugio, intervino la Policía, y lo que iba derecho a convertirse en la versión 2024 del sonado “robo del siglo” al Banco Río de Acassuso, terminó siendo un delito frustrado y con tintes de novela.
La noticia se dio a conocer después de que un delivery encontró una varilla metálica en medio de la calle Chacabuco al 444. Este hallazgo derivó a una investigación que frustró el plan, el cual creen que se iba a concretar este fin de semana.
Para los investigadores, “algo pasó”. No saben “si se asustaron” o “los descubrieron previo a que se efectúe el robo”. En un video difundido ayer mismo, se observa un camino subterráneo “perfectamente” realizado con madera en las paredes y hasta luminaria cada tantos metros. A su vez, fuentes del caso indicaron que dentro del túnel también se encontraron colchones, por lo que estiman que la banda trabajaba durante la noche o la madrugada.
El momento preciso en que comenzó a desmoronarse el plan criminal fue cuando el repartidor, que acababa de estacionar su camioneta, advirtió que del chasis de su vehículo provenían ruidos, por lo cual descendió del rodado y vio que había una vara metálica clavada debajo de la calzada.
De inmediato, el trabajador dio aviso al personal de seguridad del banco, quienes denunciaron lo sucedido a la línea de emergencias del 911 y agentes de la Comisaría 1ra de San Isidro se presentaron en el lugar para inspeccionar lo que había encontrado el repartidor en la vereda.
En tanto, un analista técnico acudió a la sucursal bancaria para evaluar si las alarmas del edificio estaban en funcionamiento y, tras confirmar que todas estaban activadas, los efectivos policiales extrajeron la varilla metálica y descubrieron que no era la única que se encontraba enterrada en el lugar.
Fuentes policiales informaron que, cuando comenzaron a sacar la vara metálica, descubrieron que estaba “conectada por tramos por un largo de aproximado de tres metros”, tras lo cual los agentes pidieron la intervención de las autoridades de la DDI de San Isidro y del fiscal de turno, mientras que se reforzó la seguridad en el área.
Luego de que el fiscal se hiciera presente en el lugar de los hechos, se ordenó un operativo de excavación en la zona de interés. La situación fue tan insólita que el intendente de San Isidro, Ramón Lanús, también estuvo presente durante el procedimiento.