El presidente Javier Milei cerró la peor semana de su gestión con críticas, rechazos y turbulencias económicas. No hubo foto con Donald Trump, que además impuso nuevos aranceles a productos que Argentina exporta a los EEUU lo que provocó el desplome de las acciones argentinas en Wall Street y suba del riesgo país. Se peleó con excombatientes de Malvinas y buena parte de la oposición por adherir a la autodeterminación de los kelpers sobre la soberanía de las islas. Además, el Senado le propinó una paliza política rechazando los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como candidatos a integrar la Corte Suprema de Justicia.

De todo esto, el fiasco del encuentro con Trump la noche del jueves en su residencia de Miami, Florida, fue lo que más ruido generó y más fuerte le pegó al mandatario argentino.

Hay dos versiones sobre el hecho pero ambas dejan mal parado a Milei que confió y terminó protagonizando un papelón.

Invitado por la fundación Make America Clean Again, que ni siquiera tiene página web, Milei viajó a Mar-a-Lago, el complejo de 8 hectáreas que tiene el presidente norteamericano en Palm Beach. Y sus organizadores, John Rourke y Glenn Parada, le hicieron saber que sería premiado junto a Trump con el galardón de “American Patriot” y que su par de EEUU se sentiría desairado si no asistía al evento.

El canciller Gerardo Werthein rechazó la invitación en primer orden, ya que no entraba en la agenda de Milei. Pero Rourke y parada se las arreglaron para convencer a Milei a emprender el viaje relámpago con la idea que se vería cara a cara con Trump.

Milei se tomó el avión de súbito y llegó a Mar-a-Lago a las 21 junto a su hermana Karina, que se suele obnubilar con los contactos desde el extranjero. El presidente también se llevó al ministro de Economía, Luis Caputo, confiado en que podría, en algún momento de la velada en el que se cruzara a Trump y sus funcionarios, meter el tema del FMI y los aranceles.

Pero lejos de negociar temas de Estado, Milei se tuvo que conformar con fotos de revista de espectáculos de influencers noventistas como la que se sacó con Natalia Denegri, célebre por el escándalo del Caso Coppola, reconvertida al evangelismo y la filantropía desde que reside en EEUU.

La única funcionaria que asistió a la premiación fue la secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, Kristi Noem, que levantó campamento cuando se enteró que Trump no asistiría. Lo mismo hicieron Milei y la comitiva argentina, cuando alrededor de las 22 recibieron el mensaje del Servicio Secreto que les confirmaba que Trump estaba ahí cerca en Miami en una cena en la que permanecería hasta las 23 y luego regresaría a Mar-a-Lago, pero sólo para dormir en su casa. “El presidente Trump no va a asistir al evento”, fue el mensaje terminante.

El organizador Glenn Parada, un pastor evangélico con la friolera de 198 seguidores en Twitter, salió hablar en Radio 10 y dijo que si Milei hubiera esperado sólo 15 minutos, se habría cruzado con Trump. “Hay hubieran tenido foto, video y encuentro”, vendió el evangélico. En el gobierno argentino afirman que Parada volvió a mentir, ya que Trump nunca tuvo en sus planes pegarse una vuelta por el salón de su club de campo.

Cuando salían desazonados del evento, los argentinos se cruzaron con Parada y Rourke y hubo una discusión vehemente. A los gritos, Werthein les dijo que le daba vergüenza ajena el engaño de los capos de Make America Clean Again, que habían prometido una reunión con Trump que sabían que no ocurriría.

En un intento por defendese, Rourke y Parada dijeron que ellos nunca habían prometido algo semejante y, por las dudas, borraron los mensajes de Whatsapp en los que garantizaban la presencia de Trump. (Fuente: La Políticaonline, NA)