El Banco Central de la República Argentina (BCRA) recibió este martes un desembolso clave por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI): USD 12.000 millones que ya engrosaron las reservas brutas, llevándolas a un total de USD 36.799 millones. Este giro representa el 60% del nuevo programa acordado el pasado viernes, que prevé un total de USD 20.000 millones para el país.

Con esta inyección de divisas, el Gobierno nacional se comprometió a recomprar Letras Intransferibles en manos del propio Banco Central, una medida orientada a fortalecer el balance de la entidad monetaria. Se estima que hay un stock de este tipo de letras por cerca de USD 70.000 millones.

Además, se esperan en las próximas semanas otros USD 1.500 millones por parte de organismos como el Banco Mundial, el BID y la CAF, junto con una ampliación de USD 2.000 millones del préstamo Repo con bancos internacionales.

La magnitud del acuerdo con el FMI coloca a la Argentina en un lugar singular: concentrará cerca del 45% del total de créditos activos del organismo a nivel global. Según un informe interno del Fondo, esta proporción supera ampliamente el promedio histórico y se mantendría por encima del 40% al menos hasta 2028.

Este nuevo esquema llega en medio de la implementación de una flotación cambiaria administrada, con un tipo de cambio que se estabilizó en torno a los $1.200. En este contexto, el FMI no contabilizará los desembolsos como parte del cumplimiento de la meta de acumulación de reservas, lo que implica que el BCRA deberá salir a comprar divisas en el mercado oficial.

Por eso, el presidente Javier Milei ya envió un mensaje al campo, urgido por la necesidad de que liquiden divisas rápidamente, en un contexto en el que se espera que en julio vuelvan a subir las retenciones. Mientras tanto, sectores vinculados a la producción agroindustrial mostraron cautela y algo de decepción ante los tiempos políticos y económicos.

Con este giro del FMI, sumado al ingreso esperado desde otros organismos multilaterales, el Gobierno nacional busca mostrar fortaleza financiera para encarar un año económico desafiante y bajo la lupa constante de los mercados y los acreedores.